Vaticano
Aclaran que no se "aprueban ni justifican la situación en que se encuentran esas personas".
El Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano ha puntualizado que las bendiciones a las parejas homosexuales, a los separados que vuelven a contraer matrimonio y a los que viven bajo el mismo techo sin casarse con antelación, aceptadas por el Papa el pasado mes de diciembre, no implican un "visto bueno".
Por otro lado, ha demandado que sean cortas, es decir, que tengan una duración máxima de "diez o quince segundos", sin ningún tipo de ceremonia.
La institución confirma esta información en un comunicado que ha emitido este jueves trasladado a los medios de comunicación.
El documento subraya que "las comprensibles manifestaciones de algunas Conferencias Episcopales sobre el documento 'Fiducia Supplicans' tienen el valor de evidenciar la necesidad de un tiempo más prolongado de reflexión pastoral. Lo que han expresado esas Conferencias Episcopales no puede interpretarse como una oposición doctrinal, porque el documento es claro y clásico sobre el matrimonio y la sexualidad".
"No habría lugar para distanciarse doctrinalmente ni para considerarla herética, contraria a la Tradición de la Iglesia o blasfema", añaden.
Los obispos son los que deciden en su caso "su aplicación según el contexto". Indican también que no se "aprueban ni justifican la situación en que se encuentran esas personas".
Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio de la curia romana señala que "esta forma de bendición no ritualizada, con la simplicidad y brevedad de su forma, no pretende justificar algo que no es moralmente aceptable. Evidentemente, no es un casamiento, pero ni siquiera es un 'visto bueno' ni una ratificación de nada. Es solo la repuesta de un pastor a dos personas que piden la ayuda de Dios. Por eso en ese caso el pastor no pide condiciones ni quiere conocer la vida íntima de esos sujetos".
Además plantea lo siguiente: "Le dicen al sacerdote: 'Por favor, denos una bendición, no conseguimos empleo, él está muy enfermo, no tenemos casa, la vida se nos vuelve muy pesada, que Dios nos ayude'. En ese caso, el sacerdote puede decir una simple oración semejante a esta: 'Señor, mira a estos hijos tuyos, concédeles salud, trabajo, paz, ayuda mutua. Libéralos de todo lo que contradice tu Evangelio y concédeles vivir según tu voluntad. Amén'. Y finaliza con el signo de la cruz sobre cada uno de los dos".
"Si hay legislaciones que penalizan con la cárcel, y en algunos casos con torturas e incluso la muerte el solo hecho de declararse gay, se entiende que sería imprudente una bendición. Es evidente que los obispos no quieren exponer a las personas homosexuales a la violencia", explica.