NO SE LLEVÓ NADA
El atracador entró a robar a un restaurante en Santiago de Chile y fue recibido entre 'sillazos' y una lluvia de objetos de todo tipo. Terminó abandonando el local con las manos vacías. y tuvo que irse con más de un rasguño.
La arriesgada reacción de los clientes tuvo sus frutos y consiguieron que el ladrón no se llevase nada pero pudo costarles caro.