Unicef
Siria ha sido azotada por nevadas, lluvias torrenciales y una ola de frío que han sepultado o dañado tiendas de campaña en varios campamentos. Los niños viven hacinados sin acceso a materiales para calentarse, ropa de abrigo o un techo resistente a los desastres meteorológicos.
Durante la última semana, varios niños han muerto de frío en Siria y en Irak, y más de un centenar han fallecido o han quedado mutilados solo el año pasado por las minas antipersona. 45.000 personas, sobre todo mujeres y niños, en esta zona se han visto obligadas a huir nuevamente cuando llevan años haciéndolo por el conflicto que asola al país desde hace más de una década.
Organizaciones internacionales como UNICEF se centran ahora en proporcionarles agua, kits de higiene y de invierno (mantas, colchones, ropa, etc), comida o medicinas distribuidos en refugios y clínicas en la región.
Como comenta el español Miguel Mateos, portavoz de Unicef en Irak: "Hace solo dos días, una niña de tres años fallecía en este campo de desplazados de Sheikhan tras incendiarse su tienda por no tener una forma de calefacción adecuada. Una niña que vivía en una situación de absoluta vulnerabilidad como los miles de niñas y niños que viven desplazados en Iraq y que necesitan ayuda para enfrentar las bajas temperaturas. UNICEF ha distribuido suministros a más de 5.000 niños, pero se necesita mucho más para llegar a todos los que están en riesgo".
Pero este no es el único peligro que viven los niños en Irak, Siria y el resto de la región. Los años de conflicto que han azotado estos países los han dejado repleto de minas antipersonas y otros aparatos explosivos.
Solo el año pasado, 125 niñas y niños murieron o acabaron mutilados en Irak por incidentes con estos explosivos. Se necesitarán años de apoyo para limpiar las minas existentes y las municiones sin detonar y promover la asistencia a las víctimas, educando a la infancia sobre el riesgo que tienen estos artefactos explosivos.