Estados Unidos
A sus 40 años, Ali Meyer, presentadora de noticias, reportera ocasional y sobre todo madre de cuatro niñas, decidió compartir en internet su primera mamografía. Lo hacía para concienciar sobre la prevención del cáncer de mama, pero no esperaba la noticia que le dio su radiólogo: tenía células cancerígenas en el seno derecho.
"Es difícil y es tremendo. Es un golpe terrible en lo más profundo. No eran las noticias que esperaba daros para concienciar sobre el cáncer de mama", confiesa.
El tumor no era invasivo ni había metástasis y, pensando en sus hijas, Ali se hizo pruebas genéticas que dieron negativas. Pero, tras consultar a varios especialistas, otro mazazo: tenía que quitarse todo el pecho derecho para acabar con el cáncer. "Eso me dejó hundida", reconoce.
La periodista quiso grabarlo todo, incluso el dramático momento de someterse a la masectomía. "Era como una mutilación forzosa. Como si el cancer me robase parte de mi cuerpo", dice.
Pero el trauma se apaciguaba pensando en lo bueno que había sido pillarlo a tiempo. "Lo detectamos cuando no era un cáncer invasivo ni se habia extendido", comenta el Dr. Richard Falk, el radiólogo de la periodista.
Ali se volcó, entonces, de inmediato en la reconstrucción del seno, cuyos tejidos sanos permitieron un resultado óptimo.
Adiós al cáncer
Un año después de la masectomía, el médico le ha confirmado que el cáncer ha desaparecido por completo. Desde hoy, Alí respira con el mayor alivio que una persona puede experimentar.