TUVIERON QUE SEDARLO
Los agentes, conductores y viandantes que se fueron cruzando con el toro en las calles del barrio neoyorquino de Queens intentaron cortarle el paso y arrinconarle, pero en numerosas ocasiones el toro consiguió seguir su camino.
Finalmente, el animal se coló en el jardín de una casa y pudieron sedarle y capturarle. La persecución duró varias horas, en las que el animal fue perseguido por docenas de oficiales y acorralado por múltiples vehículos policiales.