OTAN
Los ministros de exteriores de la OTAN debaten si pueden ofrecer un paraguas de protección a Ucrania en unas hipotéticas negociaciones de paz. Zelensky desliza que podría ceder temporalmente una parte de su territorio si, a cambio, se acepta su ingreso en la Alianza.
Esta cita de Bruselas es la última reunión de los ministros de Exteriores antes de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, dentro de un mes y medio. La Alianza se prepara para todo lo que eso puede suponer para el futuro de Ucrania y para la propia OTAN, ya que el republicano siempre ha mostrado un desprecio absoluto por esta organización.
Ucrania sigue en el centro de los debates. Fuentes aliadas nos reconocen la preocupación por "la situación crítica en el campo de batalla" del ejército de Kiev. Nos dicen que "Rusia está de nuevo llevando la iniciativa" y que la situación "no invita al optimismo". La línea del frente, poco a poco, se está desplazando del este al oeste, adentrándose cada vez más en terreno ucraniano.
Además, el Secretario General, Mark Rutte, advierte de que Moscú no frenará. "Putin está intensificando su retórica y sus acciones temerarias. Está utilizando Ucrania como campo de pruebas para misiles experimentales y está desplegando soldados norcoreanos en esta frontera ilegal. A Putin no le interesa la paz", ha dicho en el inicio de la jornada.
Donald Trump aseguró en campaña que podría solucionar la guerra de Ucrania en solo 24 horas. Más allá de la fanfarronada, -marca de la casa-, todas las fuentes consultadas reconocen que su vuelta supondrá movimientos importantes en el terreno diplomático. Mark Rutte tampoco descarta que se puedan abrir negociaciones de paz, pero recuerda que “debe ser el gobierno ucraniano el que decida los próximos pasos”. Los aliados quieren reforzar los envíos militares para que, si Kiev decide abrir conversaciones de paz con Rusia, lo puedan hacer desde una posición de fuerza.
De momento, la OTAN ha dejado por escrito que el futuro de Ucrania está dentro de la Alianza y que es un camino irreversible, aunque a día de hoy la línea oficial sigue marcada por la prudencia: con el país en guerra, no es el momento de cursar ningún tipo de invitación a Ucrania para unirse a esta organización militar.
Los países europeos también se preparan ante las posibles negociaciones de paz. Varias delegaciones ante la OTAN son claras. "Lo que no puede ser es que las cosas las resuelvan EEUU y Rusia, a solas", nos dicen tajantes. Ellos argumentan que los países europeos han invertido una millonada en estos casi tres años de conflicto y deben tener voz. Y por supuesto los ucranianos, que deben ser quienes comanden las negociaciones.
El secretario general de la Alianza asegura que Zelensky tiene en mente ya varias opciones posibles. "Ucrania no necesita más ideas sobre cómo debe ser un proceso de paz. Lo importante es hacer todo lo posible para que Ucrania tenga una posición de poder a la hora de negociar, cuando decidan que es el momento de sentarse con Putin", señala.
El propio Zelensky, en una entrevista con Sky News, por primera vez deslizó que podría estar dispuesto a ceder temporalmente una parte de su territorio a Rusia si, a cambio, el resto de Ucrania queda bajo el paraguas de protección de la OTAN. Una solución muy compleja, porque Putin tendría que aceptar tener a la OTAN en la puerta de su casa. Aunque fuentes aliadas nos dicen que "no es una fórmula descabellada", ya que algo así pasó en 1955 cuando ingresó una parte de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Es lo que en el Cuartel General de la Alianza en Bruselas se conoce como la "solución alemana”".
El ministro de Exteriores de Ucrania, Andrii Sybiha, ha afirmado que Kiev "no aceptará ninguna garantía de seguridad que no sea la plena membresía en la OTAN”. Los ucranianos creen que esta es “la única garantía real de seguridad para su país, así como un elemento disuasorio para una futura agresión rusa".
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