PRÁCTICA PROHIBIDA EN FRANCIA

Un tribunal autoriza que una francesa sea inseminada con el esperma congelado de su marido muerto

La mujer recurrió a los tribunales después de que un hospital de Francia se negara a entregarle el semen de su difunto marido para inseminarse, una práctica prohibida en Francia y autorizada en países europeos como España o Bélgica.

El Tribunal Administrativo de Rennes autorizó por primera vez a que una ciudadana francesa sea inseminada en el extranjero con el esperma congelado de su marido muerto, informó su abogado.

Es la segunda sentencia judicial en Francia en favor de una fecundación con semen congelado de un esposo fallecido, pero la primera referida a una ciudadana francesa, precisó el letrado David Simhon.

La demandante acudió a los tribunales después de que el Hospital de Rennes, en el noroeste de Francia, se negara a entregarle el semen de su difunto esposo para practicarse una inseminación, una práctica prohibida en Francia pero autorizada en otros países europeos, como España o Bélgica.

Los jueces fueron sensibles a su reclamación ante las "circunstancias excepcionales" que representaba su caso. "El deceso de su esposo y después el de su hijo al final del embarazo constituyen un daño desproporcionado a su derecho a que se respete su decisión y la de su difunto esposo de convertirse en padres", indicó el Tribunal en un comunicado. Por eso, los jueces ordenaron al hospital que permita la exportación del esperma a un centro de un país donde esa práctica sea legal.

La sentencia puede ser apelada por el hospital ante el Consejo de Estado, máxima instancia administrativa de Francia, cuya decisión solo podría ser recurrida ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Pero el letrado de la demandante se mostró convencido de que no hará falta llegar a esa instancia para que su clienta pueda recurrir a la inseminación. E hizo notar que este tipo de sentencias ponen de manifiesto la necesidad de cambiar la ley francesa.

A finales de mayo pasado, el Consejo de Estado ya autorizó la exportación del esperma de un ciudadano italiano para fecundar en España a su viuda, una española. El hombre falleció en París, donde residía la pareja, poco antes de que estuviera programada la inseminación de la esposa. Ante el carácter particular del caso, el Consejo de Estado autorizó la exportación del esperma a España.

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