Australia
Su barco se hundió por un problema de motor y dejó completamente a la deriva a tres hombres. Los equipos de rescate pudieron salvarles la vida.
Tres personas han sobrevivido a un naufragio en mar abierto agarrados a lo único que tenían a mano: una nevera de camping. El barco en el que navegaban tuvo un problema de motor, se inundó y terminó hundiéndose en el fondo del mar dejando a estos 3 hombres a la deriva. Ha sucedido en Australia.
Afortunadamente para ellos los equipos de rescate no tardaron mucho en llegar a la zona y terminaron salvándoles la vida a los tres, dos de ellos pescadores. Solo uno fue trasladado de inmediato al hospital por una posible hipotermia, los otros dos estaban en perfecto estado de salud.
Un caso similar en 2010
Algo muy similar sucedió en 2010 en la costa de Florida, dónde tres náufragos fueron rescatados a 50 kilómetros de la costa tras pasar tres días en altamar flotando en una nevera portátil. No tenían chalecos salvavidas pero agarrados a este utensilio estuvieron dos hermanos y una amiga que salieron a pescar cuando de repente un golpe de mar los tiró al agua y una segunda ola hundió el barco.
Tres días más tarde tuvieron la suerte de ser localizados y rescatados por un pescador de la zona que les encontró completamente deshidratados, abrasados y con decenas de picaduras de medusas en el cuerpo.
El reciente rescate de una madre a su hijo buceador
No obstante, los rescates en el mar son muy habituales pero hay uno que llama y mucho la atención. Tuvo lugar hace pocos días, también en Florida. Dylan Gartenmayer, amante del buceo, se fue solo por la mañana a practicar su afición favorita y casi no vuelve. Una historia que pudo terminar en tragedia.
Este joven estuvo a la deriva durante horas y sus esperanzas de ser rescatado iban desapareciendo según caía la noche. Cuando daba todo por perdido en la inmensidad del océano apareció quien nunca te abandona: tu propia madre. Las fuerza de rescate y los helicópteros no lo encontraron por lo que su familia decidió subirse en el barco del abuelo e ir en su busca. Tras 90 kilómetros le encontraron. Afortunadamente para esta familia la historia acabó bien, con una madre que llora abrazada a su hijo, al que estuvo cerca de perder: "¡Dios mío, Dylan!", gritaba la madre al encontrarle.