Papúa Nueva Guinea
El inesperado desprendimiento de tierra y rocas ha afectado a cientos de viviendas que han quedado enterradas en las localidades de Kaokalam y Yambali. Se calcula que el número de fallecidos aumentará en los próximos días.
Alrededor de las 3 de la madrugada del pasado viernes sucedía la tragedia. Un repentino y devastador desprendimiento de rocas y de tierra se dirigía hacia Kaokalam y Yambali, dos poblaciones de Papúa Nueva Guinea, y dejaba sepultadas a 2.000 personas vivas. Tres días después, sigue la búsqueda de los desaparecidos con escasos recursos y con unas condiciones paupérrimas para las labores de rescate.
Ha sido necesario enviar una carta desde el Centro Nacional de Desastres (CND) del país a Naciones Unidas para explicar que son miles de personas enterradas vivas y para calificar este suceso como un “desastre natural”. Además, las autoridades de Papúa alertan del impacto que tendrá esta tragedia para la economía por la obstrucción de la carretera principal que conecta con la mina de Porgera.
Desde el CND señalan que “la situación sigue siendo inestable” por las probabilidades que hay de que las rocas continúen desplazándose por el terreno y por tanto supondría un riesgo para los supervivientes y los propios servicios de rescate.
La zona donde se encuentran las dos poblaciones más afectadas - Kaokalam y Yambali- se caracterizan por tener casas donde conviven entre 10 y 15 personas. Este dato alerta el temor de las autoridades del número total de fallecidos, que podría multiplicarse en los próximos días. También hay otras cuatro localidades afectadas aunque a menor escala.
El área afectada suele padecer de lluvias intensas e inundaciones, y los desprendimientos no son inusuales en el país, aunque en esta ocasión se desconoce el origen de lo ocurrido.
Pese a la riqueza en recursos naturales, una gran parte de sus más de nueve millones de habitantes vive en extrema pobreza y se encuentra aislada por déficit de comunicaciones e infraestructura. Papúa Nueva Guinea se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida al año por unos 7.000 temblores, la mayoría de ellos moderados
La Organización Internacional para la Migración estima que son 150 las casas que quedaron enterradas y hay al menos 670 personas fallecidas, según fuentes oficiales. También hay unas 1.000 personas que han tenido que desplazarse hacia una zona segura.
Por su pate, Unicef calcula que de los 4.000 afectados, unos 1.550 son niños, con un colegio de la zona "completamente dañado" por el alud.
El Gobierno australiano ya ha comenzado a movilizar ayuda humanitaria a través de la capital, Port Moresby, aunque la distancia impedirá que esta llegue con inmediatez.
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