Tiroteo a Donald Trump
La investigación del FBI revela nuevos detalles del perfil del tirador y de los pasos previos que realizó antes de cometer su intento de asesinato. El mismo expresidente participó en la investigación en una entrevista.
Según los datos obtenidos por el medio estadounidense "The Wall Street Journal", que ha tenido acceso a la investigación del FBI, Mathew Crooks, el joven de 20 años que intentó asesinar a Donald Trump durante un mitin en Pensilvania empezó a comprar docenas de armas y de materiales para fabricar bombas hace más de un año, convirtiéndose en el indicio más evidente de que el tirador planeó meticulosamente el ataque mucho antes de abrir fuego contra el expresidente. Según la investigación, realizó hasta 25 compras relacionadas con armas entre la primavera de 2023 y los primeros seis meses de 2024, incluyendo explosivos.
“Si bien la investigación del FBI aún no ha determinado el motivo, creemos que el sujeto hizo esfuerzos significativos para ocultar sus actividades”
Los funcionarios de FBI señalan que Crooks hizo búsquedas en internet sobre plantas de energía, tiroteos masivos, dispositivos explosivos improvisados y sobre el intento de asesinato en mayo del primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico. “Además, creemos que sus acciones también pueden demostrar una planificación cuidadosa antes del mitin de campaña”, añade Rojek. Hizo las compras en internet a través de un alías y recogió los productos químicos y las armas en la casa familiar donde vivía, en Pensilvania, junto a sus padres, a una hora aproximadamente en dirección al sur del lugar del mitin. Sin embargo, los padres de Crooks nunca se alarmaron porque "hacía tiempo que le interesaban la ciencia y los experimentos".
El FBI está llevando a cabo varias investigaciones para determinar cómo Crooks pudo abrir fuego con un rifle AR-15 desde el techo de un edificio a 120 metros de donde Trump hablaba, matando a un espectador e hiriendo gravemente a otros dos. En las diferentes líneas de investigación, el FBI ha entrevistado a más de 450 personas, incluidos compañeros de trabajo, familiares y excompañeros de clase.
Además, el agente especial Rojek señala que Trump aceptó el lunes ser entrevistado como parte de la investigación del tiroteo, un paso que muchas personas dudaban que Trump daría al conocerse las tensiones entre el expresidente y el FBI. "Queremos conocer su perspectiva sobre lo que observó, como cualquier otro testigo del crimen”, señala Rojek. “Es una entrevista estándar a la víctima, como la que haríamos con cualquier otra víctima de un crimen".
En cuanto al perfil del tirador, el FBI ha podido reconstruir la imagen de un hombre solitario e inteligente que acudía a la universidad, que tenía un trabajo estable en un asilo de ancianos y que su único círculo social era su familia. Pero no es suficiente para responder al motivo que llevó al joven a perpetrar el tiroteo. En otras de las líneas de investigación del FBI se ha solicitado información a 86 empresas y se están analizando todas las búsquedas y cuentas de Crooks en internet.
El FBI ha dibujado una ruta de seguimiento que hizo el tirador las horas previas al tiroteo. Según los datos, en primer lugar, el joven se registró para asistir al mitin de Trump en Butler, el 6 de julio, tres días después de que la campaña del expresidente anunciase el evento, y luego, en el mismo día, buscó en Internet detalles sobre el asesinato del presidente John F. Kennedy, preguntando a internet "¿A qué distancia estaba Oswald de Kennedy?". Un día después fue hasta el lugar del mitin y pasó 20 minutos inspeccionando la zona para llevar a cabo lo que el FBI cree que es una “vigilancia temprana”. El día del tiroteo, consiguió acceder a su puesto de tiro en la azotea escalando un equipo de calefacción, ventilación y aire acondicionado y una tubería.
También se encontró el coche de Crooks, aparcado cerca del lugar de la manifestación. Los investigadores encontraron dos bombas caseras diseñadas para ser detonadas por control remoto. "Estos dispositivos consisten en cajas de municiones llenas de material explosivo, con cables, receptores y dispositivos de ignición conectados a ellas", dice Rojek. Los investigadores encontraron un transmisor en el cuerpo del pistolero. "Las bombas podían explotar, pero los receptores estaban apagados."
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