ESTADOS UNIDOS
El director ejecutivo del Departamento de Justicia Criminal de Texas, Brad Livingston, ha explicado que, en su último día, los condenados a muerte ya no podrán elegir una comida especial, sino que recibirán la misma que el resto de los reos. Livingston decidió suprimir "de inmediato" ese beneficio tras recibir una carta en la que el senador por Texas John Whitmire, presidente del Comité de Justicia Criminal del Senado, consideraba "extremadamente inapropiado" conceder a los reos tal "privilegio".
La queja de Whitmire se produjo después de que Lawrence Russell Brewer, un racista radical condenado a muerte por el asesinato de un hombre negro, pidiera este miércoles antes de ser ejecutado en Texas una suculenta comida que ni probó. Según el diario Houston Chronicle, Brewer, de 44 años, pidió para su última comida dos filetes de pollo frito, una hamburguesa triple con queso y beicon, una tortilla de queso, un tazón grande de quimbombó frito, tres fajitas, helado y una libra de carne a la parrilla con media barra de pan blanco. Brewer, ejecutado con una inyección letal, había sido condenado a muerte por asesinar en 1998 a James Byrd Jr., un hombre de raza negra de 49 años a quien encadenó a la parte de atrás de su camioneta y arrastró hasta destrozar su cuerpo.
Texas, con 475, es el estado que más ejecuciones ha registrado desde 1976, cuando se restableció la pena de muerte en EEUU tras una moratoria de 10 años. El gobernador de Texas y aspirante a la candidatura presidencial republicana para las elecciones de 2012, Rick Perry, es un convencido defensor de la pena de muerte. La ejecución de otro reo, Troy Davis, en Georgia, llevada a cabo pese a las dudas sobre su culpabilidad y el rechazo suscitado a nivel mundial, ha reabierto el debate sobre la aplicación de la pena de muerte en EEUU.