ESTE NO ES EL ÚNICO CASO
Este no es el único caso en el que una madre, desesperada, ha intentado salvar a su hijo atrapado en las redes del yihadismo. "Nuestro hijo vivía en un ambiente privilegiado. Le gustaba la música, el deporte y dibujaba", cuenta Veronique, madre del yihadista francés.
Hace dos años y medio que su hijo Quentin comunicó a la familia que se había convertido al Islám. Sus padres y hermanos lo aceptan sin problema, pero el joven de 21 años, empiezó a cambiar su forma de vida. Dejó a su novia, abandonó los estudios y ya no quería viajar en familia. "De la noche a la mañana se va a Alemania y de allí ya no regresará.Luego supimos que un mes después, estaba ya en Siria", añade Veronique.
A partir de entonces la comunicación será a través de whatsapp. Es así como hace unas semanas otro yihadista informa a la familia de su muerte, al parecer en Irak.
Sus padres denuncian que su hijo fue reclutado por un compañero que ahora cumple prisión en Francia.
Pero el de Quentin no es un caso aislado. Se calcula que más de un millar de franceses y belgas, combaten en las filas de Daesh, unos en Siria e Irak y otros en el corazón de Europa. Es el caso los hermanos Abdeslám nacidos en Bélgica. Participaron en las masacres de París en las que murieron 130 personas.
Su padre ha hablado en la radio:"No entiendo lo que pasa por sus cabezas. Llevamos en Europa 40 años, éramos felices. Ahora mi hijo, Salah, será juzgado. Todo aquel que haga algo malo, debe pagar por ello"
Salah, que fue detenido en Bruselas, espera ahora ser extraditado a Francia, al país al que tanto daño quiso causar.