Terremoto
El potente sismo ha provocado daños en edificios, cortes de electricidad y evacuaciones en zonas costeras. La alerta de tsunami, activada de forma inmediata, ya ha sido levantada.
Al menos siete personas han muerto y varias zonas del sur de Filipinas registran importantes daños materiales tras sufrir dos terremotos, uno primero de magnitud 7,4 y otro unas diez horas después de 6,7. Estos seísmos han sacudido la isla meridional filipana de Mindanao y han activado la alerta de tsunami.
Según han informado responsables de la Oficina de Defensa Civil de la región de Davao, al menos siete personas han muerto por los temblores. Tres de ellas han fallecido como consecuencia de un deslizamiento de tierra que también causó diez heridos.
El primer temblor, ocurrido a las 9:40 de la mañana hora local (1:40 GMT), tuvo su epicentro a unos 20 kilómetros al este de la población de Santiago y una profundidad de 58 kilómetros bajo el lecho marino, de acuerdo con los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
El movimiento telúrico provocó derrumbes parciales de edificios, cortes de electricidad y suspensión de clases y trabajos en oficinas públicas, a excepción de los servicios de emergencia.
Bernardo Rafaelito Alejandro, secretario adjunto de la Oficina de Defensa Civil (OCD), ha confirmado que una persona ha perdido la vida en la región de Davao tras la caída de escombros. También señaló que se mantiene la vigilancia en varias provincias por posibles réplicas.
El presidente Ferdinand Marcos Jr. ha pedido calma a la población y ha ordenado una respuesta inmediata de los equipos de emergencia, además de evacuaciones preventivas en las zonas costeras más vulnerables.
Unas diez horas después, según han explicado los expertos, tuvo lugar una répicla o un "terremoto doble". Sobre las 19:12 hora local sucedió el segundo temblor, que poseía unos parámetros similares: a una profundidad de 62 kilómetros y a unos 24 kilómetros de Santiago, de unos 28.000 habitantes.
La Agencia de Sismología de Filipinas (Phivolcs) activó nuevamente una alerta de tsunami tras un nuevo sismo, como ya lo había hecho anteriormente con el terremoto de magnitud 7,4. En ese primer caso, la alerta también incluía a Indonesia y al archipiélago de Palaos, aunque luego fue levantada tras detectar olas de tan solo 19 centímetros por encima del nivel habitual del mar, mucho menos de los tres metros inicialmente previstos.
Para este segundo sismo, las autoridades han advertido que podrían producirse olas de más de un metro sobre el nivel del mar durante las dos horas siguientes al movimiento telúrico. Ante esta posibilidad, se recomendó evacuar zonas costeras en provincias como Surigao del Sur, Davao Oriental y Surigao del Norte. Mientras tanto, el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico mantiene desactivada la advertencia para este segundo evento.
Phivolcs también informó que hasta la noche se habían registrado alrededor de 480 réplicas de menor intensidad. En un comunicado, señaló que los dos terremotos, ocurridos con pocas horas de diferencia y en áreas cercanas, podrían clasificarse como un "terremoto doble", ya que se trata de eventos sísmicos independientes pero próximos, con magnitudes similares.
Los temblores han provocado daños estructurales en edificaciones, cortes de energía eléctrica, la suspensión de clases y el cierre temporal de oficinas gubernamentales, a excepción de los servicios de emergencia. Además, se ordenó la paralización de operaciones mineras en las zonas afectadas. Según la Oficina de Defensa Civil, ya están preparados al menos 100.000 paquetes de alimentos para ser distribuidos entre las comunidades más afectadas.
El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., informó que ciudades como Butuan, ubicada a unos 50 kilómetros de Santiago, han sufrido daños en infraestructuras y edificaciones, aunque aún se está evaluando el alcance total de los perjuicios. "Estamos trabajando sin descanso para asegurar que la ayuda llegue a todos los necesitados", afirmó.
Filipinas se encuentra en el Anillo de Fuego del Pacífico, una zona con alta actividad sísmica y volcánica donde se registran cada año unos 7.000 terremotos, la mayoría de intensidad moderada. Este terremoto llega apenas diez días después de otro sismo de magnitud 6,9 en la isla de Cebú, que dejó 74 fallecidos.
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