Oriente Próximo
Estados Unidos y Reino Unido han bombardeado diferentes posiciones militares de hutíes en, al menos, seis provincias del Yemen.
Estados Unidos y el Reino Unido han bombardeado varias posiciones militares de hutíes en, al menos, seis provincias del Yemen como respuesta a los ataques contra buques comerciales en el mar Rojo, lo que ha provocado que el movimiento chií, respaldado por Irán, declare la guerra a estos países.
El presidente estadounidense, Joe Biden, ha confirmado en un comunicado que las fuerzas de EE.UU., bajo su dirección, y junto con el Reino Unido y el apoyo de Australia, Baréin, Canadá y los Países Bajos, han llevado a cabo ataques contra varios objetivos en el Yemen utilizados por los hutíes con éxito. "La respuesta de la comunidad internacional a estos ataques imprudentes ha sido unida y decidida", ha dicho.
Según relatan testigos consultados por EFE, los bombardeos lanzados impactaron contra, al menos, seis provincias en manos de los hutíes, que controlan gran parte del noroeste del Yemen desde el año 2014. De acuerdo a los relatos de estos testigos, las zonas que resultaron bombardeadas fueron la capital, Saná, la ciudad portuaria de Al Hudeidah, así como las provincias de Saada, Dhamar, Taiz y Hajjah, todas en el oeste del Yemen.
En Saná, el objetivo de dos de los bombardeos fue la base aérea de Al Dailami, que se encuentra ubicada en el aeropuerto capitalino. Dos ataques aéreos más en Taiz impactaron contra posiciones militares y contra su aeródromo.
En la ciudad portuaria de Al Hudeida, lugar desde el que los hutíes han lanzado gran parte de los ataques contra navíos mercantes, los bombardeos situaron su objetivo en diferentes posiciones cercanas a su aeropuerto. Unos cuarteles militares de Saada también sufrieron el impacto de los ataques.
"Nuestro país ha sido objeto de una agresión masiva por parte de barcos, submarinos y aviones de combate estadounidenses y británicos, y no hay duda de que Estados Unidos y Gran Bretaña tendrán que estar preparados para pagar un alto precio", dijo el viceministro de Exteriores de los hutíes, Husein al Ezzi, en 'X', a la vez que amenazó que tanto Washington como Londres "soportarán las terribles consecuencias de esta flagrante agresión".
Esta acción militar se produce, precisa Washington, en respuesta a los ataques "sin precedentes" de los rebeldes hutíes. Este jueves lanzaron un misil balístico con el objetivo de golpear las rutas de navegación del Golfo de Adén, una vía estratégica para el transporte del petróleo procedente del golfo Pérsico.
Tras los primeros bombardeos, el miembro del buró político de los hutíes, Ali al Quhom, no tardaba en advertir a través de su cuenta de 'X' que dichas acciones han llevado a una "guerra abierta" entre el movimiento respaldado por Irán y la coalición naval liderada por Estados Unidos.
"Una guerra furiosa"
"La batalla será más grande, y más allá de la imaginación y las expectativas de los estadounidenses y los británicos. Es una guerra abierta", insistía el responsable insurgente, asegurando a su vez que Estados Unidos y el Reino Unido "se arrepentirán de su agresión". Según precisa Al Quhom, los hutíes "ahora están respondiendo enérgicamente a los acorazados estadounidenses y británicos en el mar Rojo", donde se desarrolla "una guerra furiosa". Amenaza, además, con que "se atacarán sitios y bases militares estadounidenses y británicos, y el siguiente es mayor".
Los rebeldes han lanzado misiles crucero y balísticos contra buques de guerra de Estados Unidos y del Reino Unido en el mar Rojo como respuesta a los bombardeos aéreos contra el Yemen.
El Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, ha comunicado haber hablado con el ministro de Asuntos Exteriores de Omán, Badr Albusaidi, acerca de estas crecientes tensiones en el Mar Rojo y de la necesidad de conservar la libertad de navegación, dijo en X el viernes.
"Han puesto en peligro el comercio"
Biden ha confesado en el comunicado que ha emitido que los ataques de los hutíes en el mar Rojo "han puesto en peligro al personal estadounidense, a los marines civiles y a nuestros socios, han puesto en peligro el comercio y amenazado la libertad de navegación". Los insurgentes aseguran que no tienen la intención de hundir barcos, sino ejercer presión económica sobre el Estado judío para detener la guerra.
Según Biden, más de 50 naciones se han visto afectadas por los ataques. Además, más de 2.000 barcos han estado obligados a desviarse para evitar el mar Rojo, algo que aumenta los costes del transporte y ocasionaría semanas de retrasos en los tiempos de envío de productos. "No dudaré en ordenar medidas adicionales para proteger a nuestra gente y el libre flujo del comercio internacional según sea necesario", sentenciaba.