Tumores
Una estudiante de ciencias biomédicas de 21 años fue diagnosticada con una infección urinaria tras un dolor de estómago y finalmente resulto ser un tumor de gran tamaño.
En ocasiones, la aparición de tumores resulta ser silenciosa e incluso puede llegar a confundirse con otro tipo de enfermedades, hasta por los profesionales de la salud. Es la historia de Mia Robins, una estudiante de 21 años procedente de Liverpool que vivió una auténtica pesadilla cuando le diagnosticaron una infección urinaria a lo que en realidad era un tumor del tamaño de un melón y con un desarrollo avanzado.
Robins terminaba su primer año de universidad cuanto, tal y como cuenta el diario británico 'The Sun', comenzó a experimentar un dolor agudo en el estómago al que se añadieron otros síntomas preocupantes como fatiga, pérdida de peso y caída de pelo: "me di cuenta de que tenía una calva en la parte de atrás de la cabeza, del tamaño de la palma de mi mano", cuenta.
En ese momento, acudió al médico y éstos descartaron que los síntomas fuesen de algo grave, sino que iban más dirigidos a problemas como los de alopecia, anemia e infección del tracto urinario. "Me dijeron muchas cosas, como que podría tener una enfermedad celiaca, anemia, alopecia o infección de orina". Mia insiste en que le decía a los médicos que sufría de dolores que le hacían arrastrarse, pero que éstos le decían que con antibióticos se íria, "yo sabía que no era eso", subraya.
Ante esto, Mia intentó seguir su vida pero los dolores persistieron y su salud fue deteriorándose con el tiempo. Ante esto, volvió a recurrir a los médicos que, a través de una ecografía, descubrieron que lo que Mía padecía no era ni alopecia, ni anemia ni infección de orina, sino un cáncer de ovario. "Lo detectaron a tiempo, pero era una enfermedad enorme y en crecimiento", señala Robins que, además alega que le dijeron que el tumor "estaba en su etapa más temprana y que no había afectado a ningún otro órgano".
Se sometió a una cirugía para poder extirparlo de emergencia, ya que el tumor estaba en crecimiento. Cuando los médicos abrieron el cuerpo de la paciente, descubrieron un tumor del tamaño de un meón, lleno de cabello y de dientes.
"Estoy curada pero estaré en tensión el resto de mi vida"
La tardanza en darle un diagnóstico acertado, hicieron que el tumor fuese creciendo: "me enfadé porque mis síntomas habían sido ignorados, siento que si me hubieran hecho una ecografía antes, lo habrían detectado", denuncia la joven. A pesar de que se lo quitaron, el cáncer volvió al cuerpo de Mia unos seis meses después. Sin embargo, tras un agotamiento tratamiento de quimioterapia, finalmente pudo acabar con el tumor en agosto de 2023. "Fue agradable saber que había terminado con esto y que podía volver a mi vida normal", señala y se alegra porque es el primer verano que no tendrá que pasar en el hospital desde hace dos años pero también asegura que sabe que estará "en tensión el resto de su vida".