EL LUGAR NO CUENTA CON DESPLIEGUE ESPECIAL DE SEGURIDAD
El templo hindú de Erawan, objeto del atentado ejecutado el lunes en la capital de Tailandia, Bangkok, ha reabierto este miércoles sus puertas al público, tras lo que varias personas se han dirigido al lugar para depositar flores y velas.
Según la cadena de televisión británica BBC, el lugar no cuenta con un despliegue especial de seguridad, y aquellos que han llegado hasta allí han podido acceder sin pasar controles de seguridad.
El templo hindú de Erawan es frecuentado tanto por residentes locales como por turistas, especialmente del este de Asia, y en sus alrededores hay varios hoteles y centros comerciales.
El lugar ha sido escenario de multitudinarias protestas políticas estos años y ha registrado otros dos ataques con bomba. En febrero, estalló un artefacto junto al centro comercial Siam Paragon y en abril explotó un coche bomba en el aparcamiento del Central Festival Koh Samui.
La Policía tailandesa difundió el martes varias imágenes de un hombre al que identifican como sospechoso del atentado, que causó la muerte de más de una veintena de personas, así como más de 120 heridos.
Las imágenes muestran a un hombre aparentemente joven que viste camiseta amarilla y porta una mochila a la espalda. Las fotografías corresponden a la grabación de una cámara de seguridad situada en las inmediaciones del lugar de la explosión.
El primer ministro de Tailandia, Prayuth Chan Ocha, había confirmado este martes que las autoridades buscan a una persona. "He ordenado que se analicen las cámaras porque hay un sospechosos, pero no está claro quién es", dijo Prayuth.
Por el momento ningún grupo ha reclamado la autoría del atentado, si bien el jefe del Ejército, Udomdej Sitabutr, ha afirmado este mismo martes que el atentado "no coincide" con las tácticas utilizadas por los separatistas del sur.
"Esto no coincide con los incidentes en el sur de Tailandia. El tipo de bomba usada no es similar a las utilizadas en el sur", ha dicho Udomdej, quien es además el viceministro de Defensa.
Horas antes, el Gobierno había descartado que el ataque sea obra de los insurgentes musulmanes a los que se enfrenta en el sur del país desde hace más de una década. Los rebeldes islamistas no suelen extender sus acciones fuera del bastión de la etnia malaya.