ERA MUY CRITICADA POR SU TRABAJO

Taiwán prohíbe el sacrificio de animales abandonados después del suicidio de una veterinaria que ha conmocionado al país

Chien Chih-cheng era una veterinaria brillante que, después de sacar las mejores notas de su promoción en los exámenes estatales, decidió trabajar en un refugio de perros abandonados. Sin embargo, en Taiwán estos animales no tenían cabida y eran sacrificados, hecho que no pudo soportar y acabó suicidándose con la misma sustancia con la que los mataba a ellos. El caso ha conmocionado tanto al país que ha llevado a la aprobación de una ley en contra de esta práctica.

Taiwán tiene un grave problema con los animales callejeros. En los 90', más de 660.000 perros y gatos sin dueños poblaban la isla y desde entonces el número ha caído drásticamente, pero el debate de cómo atender a estos animales ha enturbiado la política del país.

Este viernes ha entrado en vigor una nueva ley que prohíbe la eutanasia de estos animales y que ha sido impulsada por los grupos de derechos de los animales y una gran parte de la opinión pública. Así, esta nueva norma se dirige a alentar la adopción y castración, pero los opositores sostienen que provocará que los refugios ya superpoblados de Taiwan estén aún más lleno.

Esta nueva ley, no obstante, ha conseguido su mayor impulso tras el suicidio de la veterinaria Chien Chih-cheng, que ha conmocionado al país. Desde 2010 hasta 2016, la mujer de 32 estuvo trabajando en un refugio para perros en los suburbios de Taipéi. Era un trabajo que amaba, como la BBC informó en un reciente perfil, pero conllevaba una inmensa responsabilidad: Chien tuvo que practicar la eutanasia a cientos de animales cada año. A pesar de que era contraria a esta tarea, llegó a creer que era un mejor destino para los animales que para mantenerlos en los centros de acogida, donde están expuestos enfermedades y se enfrentan a otras dificultades.

"No es menos importante la vida de una animal que la de una persona"

En 2015, fue nombrada directora del centro y se convirtió en el blanco de los ataques en las redes sociales después de revelar que mataban animales en sus instalaciones. Después de un año sufriendo estas presiones, se sintió excesivamente abrumada y como un acto simbólico se suicidó utilizando la misma sustancia con la que mataba a los animales que llegaban a sus manos, según publicaron los medios nacionales en mayo. En la nota que dejó, explicaba que no podía soportar más la angustia de haber matado a tantos perros. "No es menos importante la vida de una animal que la de una persona", escribió.

Según publica Reuters, desde el ascenso económico en los 80', los taiwaneses comenzaron a comprar mascotas sin esperar que crecieran y las abandonaban cuando eran más grandes. Las protestas públicas comenzaron en 1998 con campañas en las que los activistas revelaron que los gobiernos municipales estaban matando de hambre, ahogamiento o incluso enterrando vivos a los animales callejeros. En respuesta, el gobierno actualizó su ley de protección animal y amplió su sistema nacional de refugios, donde los animales que no han sido adoptados en un corto periodo de tiempo (una o dos semanas) se han sacrificado.

Sin embargo, perros y gatos callejeros siguen siendo un elemento común en Taiwán, incluso en la zona urbana de Taipéi. Los refugios permanecen con financiación insuficiente, llenos de animales y cortos de personal. En 2016, los refugios sacrificaron a unos 70.000 animales. Fue en estas condiciones en las que Chien no pudo seguir adelante.

Después de graduarse por la prestigiosa Universidad Nacional de Taiwán y obtener la puntuación más alta en su examen de servicio civil, Chien se inspiró por su amor a los animales para trabajar en un refugio para perros abandonados en la ciudad de Taoyuan. Sus compañeros explican que era muy trabajadora y compasiva, e incluso decoró el vestíbulo del refugio con dibujos de perros para animar a la gente a adoptarlos.

"Después de mi primer día, lloré toda la noche"

En 2015, Chien dio una entrevista en un canal de televisión local y describió la dificultad de su trabajo de cuidar de los animales y proporcionarles eutanasia, especificando que cuando empezó se sorprendió de que se sacrificaron más de 60 animales en un sólo día. "Después de mi primer día, lloré toda la noche", recordó, de acuerdo con AsiaOne. Durante la entrevista explicó que en su carrera profesional había sacrificado a alrededor de 700 perros, a los que antes les daba un paseo y una charla para que se tranquilizasen.

Después de esta confesión, mucha gente dijo que iba a ir al infierno y en los medios de comunicación la apodaron como la "bella carnicera". La mezcla de esta crítica y el dolor que ella sentía por sus actos llevaron a que un año después se suicidara. En la nota también tenía palabras para su marido, que se dedicaba al control de animales, y al que le explicaba que se trataba de un acto para llamar la atención sobre la situación de los perros en su refugio. "Por favor, valorad la vida", concluía e escrito.

Su muerte provocó la empatía por parte de los funcionarios públicos y compañeros veterinarios, que denunciaron la inmensa presión a la que están sometidos. Incluso el concejal de la ciudad defendió el trabajo de Chien en su muro de Facebook, según informa 'The Washington Post' y el consejo de Agricultura se comprometió a buscar mejoras para los refugios de animales. En consecuencia, a partir de este martes cerca de tres docenas de refugios en Taiwán detendrán la eutanasia de los animales por los cambios en la Ley de Protección de Animales del país y el Gobierno invertirá unos 190 millones de dólares taiwaneses (5,8 millones de dólares) en aumentar la capacidad de estos recintos.

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