El sudoku de los cargos europeos: quién es quién

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk ha señalado en una carta de invitación que ha enviado a los presidentes y primeros ministros de la países de la UE que: "Hay diferentes puntos de vista, diferentes intereses, pero también una voluntad común de finalizar este proceso antes de la primera sesión del Parlamento Europeo".

Los cargos que se deben definir en dos días son la presidencia de la Comisión, del Consejo y del Parlamento Europeo, así como el cargo de responsable de la política exterior comunitaria y el del jefe del Banco Central Europeo (BCE). Estos son algunos de los nombres que se barajan para ocupar estos cargos:

• El mejor situado: el alemán Manfred Weber, cabeza de lista de los populares en las elecciones europeas que ganaron los conservadores y candidato al que refrenda la canciller germana, Angela Merkel, aunque se le critica su falta de experiencia de Gobierno, un requisito que muchos ven fundamental para dirigir el Ejecutivo comunitario.

• En la mesa también están los nombres del candidato socialista y vicepresidente primero de la CE, el holandés Frans Timmermans, o del negociador europeo del brexit, el conservador francés Michel Barnier.

• En clave femenina suenan la eurocomisaria de Competencia y candidata liberal, la danesa Margrethe Vestager, la máxima responsable del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde, la excomisaria europea y actual directora general del Banco Mundial, la búlgara Kristalina Georgieva, la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, o incluso Angela Merkel.

Más allá del reparto de cargos, los líderes debatirán sobre la hoja de ruta contra la crisis climática, a partir de la propuesta de la Comisión de que la UE se marque como objetivo alcanzar la neutralidad de emisiones de CO2 en 2050. Se trata de una meta que España defiende con entusiasmo y que ha ido ganando apoyos hasta, al menos, sumar 22 de los 28 Estados miembros, si bien hay reticencias de países como Polonia o Hungría.

El reparto institucional deberá ser validado por mayoría cualificada reforzada en el Consejo, es decir, con el respaldo del 72 % de sus miembros (21 países) que representen al 65 % de la población de la UE, aunque la intención es lograr un consenso y resulta difícil pensar que se pueda alcanzar un acuerdo que no cuente con el apoyo de París y Berlín, señalan fuentes diplomáticas.