Asalto Congreso Brasil
Lo que ha pasado en Brasil recuerda mucho al Asalto al Capitolio de Estados Unidos, hace ahora 2 años. Analizamos las similitudes.
Con dos años de diferencia, las similitudes entre el asalto al Capitolio de EEUU el 6 de enero de 2021 y la invasión del Congreso brasileño este 8 de enero son innegables. El caldo de cultivo de lo ocurrido en el Palacio de Planalto lleva cocinándose a fuego lento desde la pasada cita electoral a doble vuelta. Las urnas quitaron el poder a Jair Bolsonaro en favor de Lula da Silva. Hubo menos de dos puntos de diferencia entre ambos candidatos y el mandatario saliente obtuvo 58,2 millones de votos, más de los logrados 4 años antes, prueba de que continúa siendo popular entre un amplio sector del electorado.
Emulando a Donald Trump, que no legitimó la victoria de Joe Biden, Bolsonaro no reconoció el triunfo de Lula. Su silencio tras el cierre de los colegios electorales dio pie a una ola de protestas marcadas por el bloqueo de carreteras. Si bien es cierto que a diferencia del expresidente norteamericano, Bolsonaro ya no estaba en el poder en el momento del asalto mientras que Trump sí seguía en la Casa Blanca.
Desde que el pueblo devolvió a Lula el sillón de presidente tuvieron que pasar varios días hasta que Bolsonaro se comprometió a iniciar la transición, aunque lo hizo con la boca pequeña y sin reconocer abiertamente que había sido derrotado.
Tanto Trump como Bolsonaro levantaron el dedo inculpatorio para sembrar la sombra delfraude electoral, ambos con discursos que sirvieron de detonante para 'trumpistas' y 'bolsonaristas'. Además ambos exmandatarios se han refugiado en Florida aunque se desconoce si entre ellos ha habido o no contacto. Y también, tanto los seguidores de Trump como los de Bolsonaro asaltaron las instituciones haciéndose 'selfies', llevándose trofeos y algunos disfrazándose para la ocasión. Por suerte, en Brasil no se ha registrado ninguna muerte. En Washington hubo 5 fallecidos.
Ahora, las similitudes entre los discursos de Bolsonaro y Trump suben un nuevo nivel, ya que son seguidores de ambos líderes los que han protagonizado sendos ataques al Congreso con dos años de diferencia.