EN ARGENTINA
Corría el año 2015 cuando cuando Marikena, una joven argentina, sufrió un accidente de moto que cambió su vida para siempre.
Su novio y ella habían ido a comprar algo para beber cuando una camioneta cruzó la calzada. Al intentar esquivar el golpe, Marikena y el joven cayeron de la moto dándose un fuerte golpe en la cabeza.
La joven fue trasladada al hospital rápidamente, donde confirmaron a sus familiares que estaba en coma y que estaba embarazada.
Marikena fue trasladada al Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur, dado que su estado de salud era muy complicado. Allí, su madre pasó todo los días de su ingreso junto a ella, sin moverse de su lado. Fueron días duros para Soraya, la madre de la joven, que no dudaba en pasar hasta 22 horas al día dándole masajes a la joven para que se recuperara.
Pero ocho meses después de ingresar en aquel hospital, la joven logró salir de él caminando y con su bebé, algo que los médicos nunca hubieran esperado.
Sin embargo, el camino hasta la recuperación no fue nada fácil. La noche del accidente, los médicos le explicaron a la madre de Marikena que el bebé no soportaría los fuertes tratamientos médicos que la joven estaba recibiendo e incluso le ofrecieron practicarle un aborto. Pero Soraya se negó en rotundo: "Que sea Dios quien disponga", dijo.
Meses más tarde, Marikena y su bebé se conviertieron en el primer caso en Argentina en el que una mujer en coma daba a luz y tanto ella como su bebé sobrevivían.
Su madre confiesa, en declaraciones a 'Clarín', que sintió pánico cuando los médicos metieron a su hija en el quirófano para practicarle una cesárea: "Pensé que la anestesia y la intervención harían que mi hija empeorara", dice.
Sin embargo, desde el parto todo fue a mejor. Hasta el nacimiento del bebé, Marikena solo había logrado hacer pequeños movimientos. Sin embargo, un mes después de dar a luz, la joven empezó a evolucionar: "Comenzó a tener sensibilidad, a moverse más, a andar", cuenta su madre.
Ahora, tres años después del terrible accidente, la joven ya es capaz de escuchar música, montar en bicicleta y ayudar en las tareas domésticas. Si bien, todavía no ha recuperado el desarrollo cognitivo y por lo tanto no es capaz de hablar, pero junto a su hija y a su madre, la joven se ha convertido en "una mujer nueva".