ÁNGEL CARREIRA, ENVIADO ESPECIAL A EGIPTO
La noche lo cambia todo en El Cairo. La aplicación del toque de queda ha logrado disuadir a los manifestantes de que den una tregua, al menos de unas horas, al presidente Hosni Mubarak.
En ello pone todo su empeño el ejército egipcio, que hace cumplir el toque de queda bajo amenaza de fuego real.
Informar se complica
El gobierno de Mubarak responde con mano de hierro a las más de 50.000 personas que se manifiestan en El Cairo y no quiere dejar pruebas.
Algunos fieles al autócrata –ex convictos liberados para la causa- actúan como comisarios políticos llegando incluso a intentar quitar la cámara a nuestro equipo y agrediendo e insultando al joven traductor que colabora con Antena 3.
La calle vive en el desgobierno y los turistas, algunos de ellos españoles, se refugian en sus hoteles aunque más de uno reconoce que “sabía a donde venía”.
Por su parte, el papel del ejército -tradicionalmente fiel a Mubarak- va a ser clave en las próximas horas. Ya se han producido escisiones mientras El Cairo espera entre la tensión.