PRIMER GRAN MITÍN DE SARKOZY
Nicolas Sarkozy tiene 63 días para explicar a sus compatriotas lo que hizo y lo que no pudo hacer en cinco años de presidencia. Él, desde su pedestal de jefe del Estado, les propone a los franceses un nuevo contrato para construir "Una Francia fuerte". El eslogan contrasta con "El cambio es ahora" que propone François Hollande que aspira a convertirse en el primer presidente socialista de Francia desde 1995.
Los sondeos le dan como favorito, por eso es urgente reaccionar. Eso ha debido pensar el hiperactivo Sarkozy, seguro de que todavía puede revertir la tendencia. Desde ayer, mucho antes de lo previsto, están instaladas las oficinas electorales de la Unión por el Movimiento Popular, su partido, en un barrio de París, a medio camino de la casa de su esposa Carla Bruni y el Palacio Presidencial.
Nicolas Sarkozy aseguró que Francia ha escapado a una "catástrofe" económica y articuló un discurso centrado en la unidad de los franceses, durante su primer gran mitin de campaña para su reelección como presidente del país, celebrado en Marsella ante unas 11.000 personas. "No pretendo decir que hemos tenido éxito en todo, pero hemos escapado a una catástrofe", dijo Sarkozy en su alocución de una hora, en la que señaló que no quiere ser "el candidato de una pequeña élite contra el pueblo".
El candidato conservador, que aspira a un segundo mandato, evocó ante sus seguidores valores como el trabajo, la responsabilidad y la autoridad, los mismos que le llevaron al Elíseo en 2007 y sobre los que quiere hacer girar su actual campaña. Vestido con traje y corbata negra y frente a un púlpito sobre un escenario que compartía con una bandera de Francia, Sarkozy defendió en Marsella (sureste del país) su gestión tras la "tormenta" económica y financiera "más grave y peligrosa que el mundo ha conocido desde los años treinta".
"Los que dicen que no ha pasado nada grave, mienten", agregó el candidato de la UMP, cuyas palabras escucharon desde la primera fila su esposa, Carla Bruni; el primer ministro francés, François Fillon, y el titular de Exteriores, Alain Juppé, entre otros. Sarkozy utilizó en varias ocasiones su eslogan de campaña, "Francia fuerte", llamó al encuentro de "una sola y única nación" en las urnas y criticó las derivas de una parte de las élites" que "no han estado a la altura de sus responsabilidades, concediéndose remuneraciones que desafían al sentido común".
La batalla del Elíseo sera dura, encarnizada. El voto popular y obrero será determinante. Su gran rival ha presentado ya 60 medidas para sacar al país de la crisis. Entre ellas tasar a los ricos y a la banca. La estategia de los socialistas pasa por personalizar los problemas económicos en la figura del Presidente candidato. Aunque el duelo entre ambos casi ha eclipsado al resto de los candidatos, el extremismo de derechas de Marine le Pen podría pasar a convertirse en la clave de las elecciones.