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El tejido cerebral del bebé se encontraba expuesto, y en caso de que no se hubiera tratado, sería susceptible a infecciones que habrían terminado con su vida.
Una niña nacida sin parte de su cráneo se ha sometido a una cirugía que le ha salvado la vida y que ha necesitado de tecnología de impresión 3D. El bebé, de Rzeszow, Polonia, dispone de un defecto congénito en la parte posterior de su cabeza en el que la quinta parte de su cráneo no se formó correctamente.
La deformidad se pasó por alto durante las exploraciones del embarazo y fue hallada por los médicos cuando el bebé nació, en el mes de febrero de este 2022.
El tejido cerebral del bebé se encontraba expuesto, y en el caso de que no se hubiera tratado, le habría dejado susceptible a infecciones que habrían concluido con su vida.
A los médicos se les dio cuatro días para ejecutar la operación y realizaron escaneos detallados de su cráneo para, posteriormente, enviarlos a una empresa de impresión 3D. Pudieron taparla usando piel y tejidos blandos de otras partes de su cuerpo en un procedimiento realmente delicado de dos horas.
La operación fue impecable después de que los médicos visualizaron y practicaron en una réplica exacta de la cabeza de la niña. Esto permitió a los médicos ver el alcance de la pérdida ósea por sí mismos y les ayudó a planificar la operación.
Asimismo, la operación solo ofreció una solución temporal, previniendo la infección cerrando la parte abierta de su cabeza. En un futuro será necesaria la realización de más cirugías para reconstruir el hueso vacante, y que también utilizará tecnología de impresión 3D. Los huesos todavía se encuentran en proceso de crecimiento, por lo que los médicos están esperando que el cráneo se desarrolle antes de realizar la operación reconstructiva.
Cómo se desarrolló la operación
La niña nació en un hospital de Rzeszow, en el sureste del país polaco, en febrero. En el momento del incidente, fue trasladada a un hospital infantil especializado. Los expertos en del hospital de Cracovia tomaron tomografías computarizadas y resonancias magnéticas para producir un modelo virtual preciso de su cráneo.
Después, subieron el modelo a una computadora y lo enviaron a los especialistas para la impresión 3D con nailon y resinas.
La impresión se alargó hasta un total de 26 horas, con dos cráneos hechos simultáneamente para ser devueltos a los cirujanos del Hospital Infantil Universitario. Allí, los médicos utilizaron los cráneos para simular el intrincado procedimiento, así como para identificar posibles problemas con los que tendrían que lidiar en la cirugía.
El bebé fue mantenido aislado en una incubadora para prevenir infecciones en su cerebro y fue alimentado con leche de su madre a través de un tubo. Después de analizar los cráneos y observar la forma y el tamaño exactos del defecto, los cirujanos comenzaron la operación de dos horas de reconstrucción del tejido blando de la cabeza. La técnica consistía en utilizar piel, músculo y grasa de otras partes de su cuerpo.
El profesor Łukasz Krakowczyk, que llevó a cabo la operación, alegó que, durante sus 20 años de experiencia en el terreno, era "la primera vez" que se enfrentaba a un procedimiento de ese calibre y que se trata de "un defecto muy raro".