RESULTADOS ELECCIONES LOCALES
El laborista Sadiq Khan ha sido elegido nuevo alcalde de Londres en los comicios celebrados el jueves, según la declaración final.
Khan, de 45 años, hijo de inmigrantes paquistaníes, sustituye como primer edil al conservador Boris Johnson y es el primer musulmán que llega a la alcaldía de la capital británica.
El laborista venció con el 56,8% de apoyo frente al 43,2% obtenido del conservador Zac Goldmith, según los datos facilitadas hoy al término de un recuento que se prolongó más de lo esperado.
Khan ha repetido durante la campaña que su trayectoria personal es paralela a la historia reciente de Londres, una metrópolis con 8,6 millones de habitantes en la que el 44 % de la población forma parte de una minoría étnica.
El programa con el que ha ganado los comicios combina medidas diseñadas para ganar votos en diversos tipos de terrenos. Promete soluciones drásticas a la crisis de la vivienda y congelar el precio del transporte urbano, al tiempo que asegura que será el alcalde "más favorable a los negocios que haya tenido Londres hasta ahora".
Khan nació poco después de la llegada al Reino Unido de sus padres, un conductor de autobús y una costurera que apuraron sus sueldos y las ayudas públicas para sacar adelante a su familia en Tooting, un barrio al sur de la cuidad que aún hoy lucha por sacarse de encima la fama de conflictivo.
El político laborista, que entrenó como boxeador en su juventud, durmió en una litera en casa de sus padres hasta los 24 años, cuando se independizó tras su boda con la también abogada Saadiya Ahmed, con quien tiene dos hijas. En esa época comenzó a trabajar en la firma de la activista humanitaria Louise Christian, que apenas tres años después le hizo asociado de su bufete, renombrado como Christian Khan.
También fue durante tres años presidente de Liberty, un grupo de presión a favor de los derechos civiles. Como abogado, el nuevo alcalde laborista representó hace más de una década a figuras controvertidas como el líder del grupo "Nación del Islám", Louis Farrakhan, que tiene vetada la entrada al Reino Unido, lo que ha servido a sus críticos durante la campaña para acusarle de ser transigente con el extremismo.