EN YORKSHIRE, REINO UNIDO
Charlotte Szakacs, de 21 años, y su marido Attila, de 28, recibieron la mala noticia de que su bebé padecía una translocación cromosómica tras percibirla en una exploración a las 20 semanas de embarazo, algo que conllevó a su muerte. Sin embargo, esto no impidió que los padres pasaran el tiempo con su hija durante varios días tras el fallecimiento.
Según informa 'The Sun', cuando Evyln nació en diciembre de 2016, tenía el cerebro subdesarrollado, las vías respiratorias en la nariz y en los pulmones eran demasiado estrechas y, del mismo modo ocurría con la vena aorta, la arteria principal que conecta con el corazón.
Esto suponía una dificultad respiratoria para el bebé, pero los doctores vieron imposible la intervención quirúrgica en el corazón para mantenerla en vida. Aunque la pequeña intentó luchar durante cuatro semanas contra este problema, finalmente falleció en los brazos de sus padres el 10 de enero en el Martin House Hospice en Wetherby, al oeste de Yorkshire (Reino Unido).
“Cuando recibimos la noticia sobre la exploración de las 20 semanas, Attila y yo nos vinimos abajo. Creo que lo pasamos peor ahí que cuando la perdimos porque en ese momento no sabíamos qué significaría aquello”, confiesa la madre.
Charlotte recuerda el momento de llevar a su hija al hospicio como una experiencia traumática. “La más dura que unos padres pueden tener”. Evlyn fue trasladada el 10 de enero y su madre nunca la vio tan calmada. “Pudimos cogerla y abrazarla adecuadamente por primer vez durante una hora antes de que la desconectasen”. La pequeña falleció a los pocos minutos de desenchufar el tubo de respiración.
Durante el proceso del duelo, Charlotte y Attila permanecieron en el hospicio durante 12 días mientras Evlyn estaba congelada. Esto les permitió pasar el tiempo con su bebé incluso sacándola de paseo, algo que muestra orgullosa a través de sus perfiles en las redes sociales.
Aunque le dieron la oportunidad de pasar los últimos días con su bebé, Charlotte admite que nunca se ha sentido una madre. “Era muy difícil no poder tenerla en brazos durante más tiempo. Incluso cuando podíamos hacerlo, eran las enfermeras las que nos la ponían en brazos así que eso no te hacía sentir como una madre. […] Estoy vacía”.
Charlotte añade: “El funeral fue muy complicado porque ahí fue cuando chocamos con la realidad”. Los padres de la bebé fallecida sienten alivio al pensar que ahora se encuentra en un lugar mejor sin ningún tipo de sufrimiento.