Guerra ruso-ucraniana
Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin, informó de que "los problemas para bombear gas proceden de las sanciones que los países occidentales han impuesto sobre nuestro país y muchas de nuestras empresas"
Rusia ha hablado, gas a cambio de levantar restricciones. El Kremlin ha indicado que no se reanudarán los servicios hasta que Occidente levante las sanciones al país a partir de la invasión rusa de Ucrania de 2022.
Rusia ha endurecido los avisos a Europa desde el pasado viernes, y con el inicio del fin de semana, la empresa Gazprom anunciaba el parón del Nord Stream 1 de manera indefinida. En un principio esta restricción del suministro sería de manera temporal, y se indicó que este gasoducto volvería a reanudar su funcionamiento el pasado sábado. En ese momento, la compañía rusa decía que la turbina seguía sin funcionar, un argumento en el que se ha escudado en muchas ocasiones. Sin embargo, Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin, ha optado por mandar el mensaje mucho más claro.
Según la agencia rusa Interfax, Peskov ha comunicado que "los problemas para bombear gas proceden de las sanciones que los países occidentales han impuesto sobre nuestro país y muchas de nuestras empresas. No hay otras razones que hayan llevado a este problema de bombeo". De esta manera queda aclarado que Putin ha realizado el corte de suministros con origen en las restricciones al país impuestas por los países occidentales y que, de no existir el veto, los flujos se moverían con normalidad.
Esta situación se da en un momento en el que la tensión en Europa continúa creciendo, debido a la crisis energética de la que no hay previsión de mejora por el momento. Según señalan desde Gazprom, el corte es "indefinido", lo que dificultad mantener un nivel de reservas y obtener combustible para el invierno. Esto ha derivado en un 20% en el incremento del precio del gas tras una subida que ya llegó al 35%.
Esta inestable situación entre los países europeos y Rusia ha ocasionado también caídas en bolsas y retrocesos en el euro. Y en algunos países como Alemania, están aumentando esfuerzos para minimizar al máximo las repercusiones de la crisis en la ciudadanía. En Suecia y Finlandia también están ultimando medidas para evitar quiebras en el sector energético.