ESCALADA DE TENSIÓN EN LA REGIÓN
El ataque militar efectuado en la madrugada del sábado por Estados Unidos, Reino Unido y Francia contra Siria, en represalia por el ataque químico en Duma, del que acusan al Gobierno de Bashar al Asad, afectará al "proceso político" que busca pacificar el país árabe, ha alertado este domingo el embajador ruso en la ONU, Vasili Nebenzia.
"Lo que ocurrió es también un atentado contra el proceso político. No contribuye a la solución siria", ha dicho el jefe de la misión diplomática del Kremlin en Naciones Unidas, según informa la agencia de noticias Sputnik. Nebenzia ha instado a "los países que perpetraron este acto de agresión" a "abstenerse de más acciones mal pensadas y dejar las operaciones militares dirigidas contra Siria".
Estados Unidos, Reino Unido y Francia lanzaron un ataque coordinado contra tres instalaciones -dos en Homs y una en Damasco- que estarían relacionadas con un supuesto programa clandestino de armas químicas del Gobierno sirio. De acuerdo con el Ministerio de Defensa ruso, emplearon más de cien proyectiles lanzados desde aviones y buques en bases del mar Rojo, el Mediterráneo y Al Tanaf.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha condenado enérgicamente lo que considera una "agresión" de Washington, Londres y París contra "un Estado soberano que está en la primera línea de la lucha contra el terrorismo". Esta intervención militar es una represalia por el ataque químico perpetrado en Duma el pasado 7 de abril, que dejó 70 muertos y decenas de heridos, incluidos niños. Un grupo de expertos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) ha llegado este fin de semana a Siria para investigar los hechos.
Otra misión de la OPAQ determinó que el ataque químico de hace un año en Jan Sheijún, que se saldó con más de cien muertos, fue obra del Gobierno sirio. El régimen de Al Assad lo ha negado y Rusia, su principal aliado, ha vetado cualquier acción en el seno de Naciones Unidas.
En 2013, cuando se registraron los primeros ataques químicos en Siria, Al Asad accedió a entregar todo su arsenal tóxico a la ONU para que fuera destruido. Occidente denuncia que Damasco ha incumplido los términos de este pacto y ha seguido desarrollando su programa de armas químicas.