Reino Unido
6.000 agentes movilizados por el gobierno británico y más de 400 personas que ya han sido detenidas por los disturbios.
En el Reino Unido, la situación se ha vuelto crítica, con más de 400 personas arrestadas durante la última semana en una ola de violencia dirigida a centros de inmigrantes y mezquitas. Ante esta escalada de tensiones, el gobierno británico ha anunciado el despliegue de dos mil policías antidisturbios adicionales y la ampliación de las celdas en las cárceles para gestionar las futuras protestas. Un ciudadano inglés aseguraba que no hay justificación para la violencia, independientemente de lo que la gente pueda pensar políticamente.
Keir Starmer, el primer ministro laborista, se enfrenta a los disturbios más graves en 13 años. El lunes, Starmer presidirá una reunión de crisis tras un fin de semana marcado por la violencia ultraderechista. Los recientes ataques a albergues de solicitantes de asilo y mezquitas, junto con los saqueos de comercios y enfrentamientos con la policía, han dejado al país en estado de conmoción. "Los ingleses se están reuniendo aquí y los musulmanes también se unirán. Así que habrá una gran pelea", explicaba un tendero.
La violencia se desató tras un ataque con cuchillo que acabó con la vida de tres niñas en el noroeste de Inglaterra. Rumores y especulaciones difundidos por "influencers" de ultraderecha en internet agravaron la situación. En respuesta, Starmer ha adoptado una postura firme contra los agitadores y ha convocado a su gabinete de crisis, compuesto por ministros y representantes de la policía.
El fiscal superior del distrito, Jonathan Eagan, ha informado de que hay cientos de fiscales que se encuentran trabajando en todo el país en tiempo real y ayudando a llevar a los infractores ante los tribunales.
El domingo por la tarde, Starmer se dirigió a la nación a través de la televisión, asegurando a los alborotadores que "lamentarán" haber participado en los disturbios o incitado a la violencia en internet. El primer ministro, quien asumió el cargo hace solo un mes tras una victoria laborista, prometió que su gobierno hará "todo lo necesario" para llevar a los responsables ante la justicia.
Esta crisis ha llevado a varios diputados de diversos partidos a exigir la convocatoria del parlamento, actualmente en receso. Entre los que han hecho este llamado se encuentran la exministra del Interior Priti Patel y Nigel Farage, líder de Reform UK, conocido por sus posturas antiinmigración.
Desde el ataque en Southport, los disturbios se han propagado a ciudades como Liverpool, Bristol, Leeds, Sunderland y Belfast. Manifestaciones bajo el lema "Ya es demasiado", en referencia a la llegada de migrantes que cruzan el Canal de la Mancha en barcas neumáticas, han terminado en ataques a dos hoteles que albergan a solicitantes de asilo.
En Rotherham, en el norte de Inglaterra, varios centenares de personas se congregaron, rompieron ventanas, provocaron incendios y lanzaron proyectiles contra la policía. Al menos diez agentes resultaron heridos, aunque no se reportaron heridos entre los empleados del hotel ni los solicitantes de asilo.
En Tamworth, cerca de Birmingham, la policía intervino cerca de un hotel atacado por un "gran grupo de individuos" que lanzaron proyectiles, rompieron ventanas y prendieron fuego.
El Reino Unido no había visto una ola de violencia de esta magnitud desde 2011, tras la muerte de Mark Duggan a manos de la policía en el norte de Londres. Según informes, más de 400 personas han sido arrestadas en la última semana. La policía ha señalado a la English Defense League, un grupo de ultraderecha, como uno de los principales instigadores de estos disturbios.
Algunos comentaristas y políticos sostienen que la retórica antiinmigración de ciertos políticos británicos han legitimado las acciones de los manifestantes, exacerbando la situación.
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