AMBOS MURIERON
Ashraf y su familia habían huido de la guerra en Siria en 2011 con destino a la ciudad libia de Zuwara, ubicada en la frontera con Túnez, porque desde allí parten los traficantes de refugiados rumbo a Italia, viaje por el que pagaron 700 euros por cada sitio en una embarcación que nunca llegaría a su destino.
"Todavía puedo escuchar los gritos de mi esposa"
Alrededor de 400 personas partieron en agosto del año pasado, pero el bote sucumbió y 200 personas del África Subsahariana, Marruecos, Pakistán, Siria y Bangladesh murieron en el mar. Entre estas personas se encontraban los familiares del protagonista de esta historia, según publica The Times.
Ashraf se vio obligado a elegir entre si salvar a su esposa embarazada o a Karim, uno de sus hijos, de cinco años. "Todavía puedo escuchar los gritos de mi esposa. Todavía puedo sentir a mi hijo entre mis brazos. Vivo ese momento cada día y no voy a olvidarlo hasta que me entierren", recordó el hombre.
Sin embargo, ese día murieron su mujer, el pequeño de cinco años y otro de dos años; además de su madre y su sobrino de un año.