Testimonio
Charity Sutter y su hermana se contagiaron de piojos cuando la primera tenía 4 años. Su madre intentó eliminarlos rociándoles la cabeza con gasolina. Un terrible accidente hizo que una de las niñas ardiera viva.
Charity Sutter confiesa que todavía no ha podido perdonarle a su madre lo que le hizo cuando tenía 4 años. A esa edad ella y su hermana cogieron piojos. Su madre y su abuela intentaron erradicar a estos molestos intrusos de todos los modos posibles. Hartas de gastar dinero en tratamientos decidieron probar un 'método casero' para acabar con ellos. Rociaron la cabeza de las pequeñas con gasolina pensando que así terminarían con los piojos.
Mientras la madre se encontraba rociando a Charity la ceniza de su cigarrillo cayó sobre la cabeza de la niña provocando un terrible accidente. La joven comenzó a arder envuelta en llamas. Su madre la sacó al jardín de la vivienda para intentar sofocar el fuego mientras un vecino llamaba a los servicios de emergencia.
Era tal la magnitud de las quemaduras que Charity tuvo que ser trasladada en helicóptero al hospital de Michigan Ann Arbor, ya que el centro contaba con una unidad especial para quemados. En el hospital le dijeron que había tenido mucha suerte de haber podido salvar su vida ya que la pequeña presentaba quemaduras en el 60% de su cuerpo.
Hoy Charity tiene 21 años y estudia enfermería. Su ilusión es poder trabajar en una unidad de quemados y ayudar a personas que sufren este problema del mismo modo que la ayudaron a ella.
La infancia de Charity se vio empañada por esta accidente ya que en su niñez tuvo que someterse a continuos tratamientos y reconstrucciones de piel. Las quemaduras afectaron a su cara, cuello, brazos y piernas. Tras el incidente el padre de las niñas solicitó la custodia alegando que la madre era alcohólica y no podía hacerse cargo de las menores.
Charity reconoce que no tiene relación con su madre y que no ha podido perdonarle lo que le hizo ya que "ella no asumió ninguna responsabilidad".