Crisis diplomática
Según los expertos en diplomacia, la medida anunciada por Albares se encuentra a medio camino entre la ruptura definitiva de las relaciones y la llamada a consultas a la embajadora ya emitida.
España y Argentina atraviesan en estos momentos una crisis diplomática sin precedentes. Los dos países, con fuertes vínculos históricos, parecen estar al bode de una ruptura después de que este martes el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, haya anunciado la retirada definitiva de la embajadora española en Buenos Aires. ¿Qué consecuencias tiene la medida?
La decisión no tiene por qué suponer necesariamente el fin de los lazos entre ambos países. Es un término medio entre la llamada a consultas y la ruptura definitiva de las relaciones diplomáticas. La misión diplomática española en el país latinoamericano no estará liderada a partir de ahora por un embajador, sino por un diplomático en el rango de encargado de negocios.
Recordemos que esta confrontación diplomática se ha ido agudizando con el paso de las horas. Sin embargo, el conflicto comienza en el momento en el que Javier Milei gana en diciembre las elecciones presidenciales de Argentina. Pedro Sánchez no le felicitó públicamente ni tampoco acudió a su toma de posesión, como sí hizo el rey Felipe VI. El único esfuerzo que hizo el gobierno de coalición fue un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores en el que deseaba un buen futuro al país.
"Tras las elecciones presidenciales, en las que los argentinos se pronunciaron democráticamente, España continuará impulsando la relación con Argentina en favor del bienestar y la prosperidad de nuestros pueblos, tanto en el plano bilateral como en los ámbitos iberoamericano y multilateral", rezaba aquél mensaje.
En Davos coincidieron Sánchez y Milei por primera vez pero apenas tuvieron contacto. Allí defendieron ideas contrarias. Cabe recordar que el presidente español era partidario del peronista Sergio Massa, rival del líder de La Libertad Avanza, en los comicios argentinos. Siempre se postuló a favor de su discurso. En clara alusión a sus propuestas, incidió en el Foro en que las empresas "no se dejasen llevar por la ola reaccionaria de la ultraderecha". Con esto reprendió a su vez a las políticas que ya ha tramitado el gobierno de Milei como sus proyectos de ley ómnibus en los que pretende privatizar las empresas públicas o desregular sectores como el laboral. "Las políticas neoliberales no funcionan", insistió Sánchez.
Pero la tensión fue 'in crescendo' cuando Óscar Puente, ministro de Transportes, lanzó un ataque directo contra el mandatario argentino en una mesa redonda en Salamanca. Aseveró que "consumía sustancias". Por ello la Casa Rosada no tardó en emitir una carta en la que denunciaban las "calumnias e injurias" vertidas.
Sin embargo, la polémica quedó "zanjada" y no se esperaba que fuese en aumento, pero ocurrió. En plena campaña electoral catalana, Sánchez volvió a mencionar a Milei acusándole de que lo único que había conseguido tras su llegada al Ejecutivo es "la precariedad, la confrontación y la ruptura de la convivencia".
Luego, tanto el presidente del Gobierno como algunas ministras atacaron al mandatario argentino por su encuentro con Vox en su primera visita oficial a España. Dos días después de aterrizar en suelo español, arrancaba el encuentro en el Palacio de Vistalegre con Santiago Abascal, Viktor Orbán, Marie Le Pen o Giorgia Meloni como principales representantes de la ultraderecha europea. Las palabras de Javier Milei fueron la gota que colmó el vaso al decir que la mujer de Sánchez era "corrupta".
"No saben qué tipo de sociedad y país puede producir el socialismo y qué calaña de gente atornillada en el poder y qué niveles de abuso puede llegar a generar. Aún cuando tenga la mujer corrupta, se ensucia y se tome cinco días para pensarlo", pronunció el libertario.
Poco después, Albares llamó a consultas a la embajadora española. Esto es, una reunión de urgencia para informar de un asunto concreto. El detonante había sido el ataque contra Begoña Gómez, investigada por un juzgado de Madrid por supuesto tráfico de influencias.
El gobierno de Pedro Sánchez pidió al presidente argentino que se disculpase, pero no lo hizo y luego él instó a España a hacer lo mismo. "No le voy a pedir disculpas bajo ningún punto de vista. Yo fui el agredido", compartió el martes. Además, tildó de "disparate" la retirada definitiva de la embajadora española en Buenos Aires.
Tras la confrontación, todas las miradas están puestas en la próxima visita que haga Javier Milei a España, prevista para el 21 de junio. En sectores como el cultural, el comercial o el de seguridad, la medida anunciada por Albares puede afectar a los acuerdos bilaterales que tengan ambos países.
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