Japón
Los expertos coinciden es que la magnitud del accidente podría haber sido mayor si se hubiese producido en un despegue, ya que los tanques de combustible van más vacíos en el momento del aterrizaje.
Continúan las investigaciones por el accidente aéreo que ha tenido lugar en Tokio en la mañana de este martes, en el que un avión de 'Japan Airlines' envuelto en llamas realizó un aterrizaje de emergencia, colisionando contra una aeronave de la Guardia Costera, de la cual cinco pasajeros acabaron falleciendo. Durante horas, varias dotaciones de bomberos han trabajado en la pista de aterrizaje para apagar las llamas del avión ya vacío. Ahora, se recaba información que pueda ayudar en la investigación.
El motivo de la colisión, señalan los expertos, es la visión limitada desde la cabina del piloto, y más aún con la aeronave en llamas. "Desde el punto de vista del piloto es muy difícil ver un avión en la pista", señala Francisco Cruz, del departamento técnico del Sepla. Sin embargo, se trata de algo peor que una mera coincidencia. El avión de la Guardia Costera se encontraba justo en el punto en el que iba a iniciar el despegue cuando recibió el impacto del aparato de 'Japan Airlines'.
Esto se conoce como una incursión en pista. "Desde el punto de vista de la seguridad de vuelo, la incursión en pista es uno de los puntos calientes que tenemos todos", remarca Cruz. Ese posicionamiento inadecuado de dos aeronaves ha terminado en Tokio con ambos aparatos calcinados.
El más grande es el 'A350', uno de los más modernos del mundo y que fue entregado en 2021. Según el fabricante se "desconocen las circunstancias exactas del suceso" y, aunque la visibilidad era buena, los expertos reconocen lo evidente, y es que ningún avión está diseñado o fabricado para resistir una colisión en pista
Por su parte, la aerolínea ya ha confirmado que se están analizando las comunicaciones entre la torre de control y los aviones. Sin embargo, los resultados finales de la investigación tardarán bastante en ver la luz, concretamente en torno a "uno o dos años, dependiendo de la complejidad de la investigación", afirma Cruz. En lo que los expertos coinciden es que la magnitud del accidente podría haber sido mayor si se hubiese producido en un despegue, ya que los tanques de combustible van más vacíos en el momento del aterrizaje.