Elecciones Francia
Sorpresa mayúscula la que ha dado Francia. Antes de la segunda vuelta de ayer, solo había una duda: saber si la ultraderecha lograba la mayoría absoluta. Se daba por hecha su victoria. Ha quedado tercera. Le Pen, en solo una semana, ha pasado de vivir una victoria histórica a una derrota.
Francia es un país con poca cultura de coaliciones. Ahora los políticos que han vencido a la ultraderecha con su cordón sanitario tienen que ponerse de acuerdo para evitar una crisis institucional
El resultado ha sido una sorpresa para todos. Desde Agrupación Nacional que bebía amargamente un champán listo para el brindis de la victoria hasta los partidos que integran el Nuevo Frente Popular. Incluso Macron tenía algo que celebrar. A pesar de su pérdida de escaños su partido es la segunda fuerza, no la tercera, como vaticinaban las encuestas. Los partidos ya están en marcha para comenzar a pactar, la Constitución no establece un plazo para nombrar al primer ministro y por tanto, las negociaciones pueden alargarse. Estos son los escenarios posibles.
Gobierno de NFP. Los ganadores, Nuevo Frente Popular, con 182 escaños están muy lejos de la mayoría absoluta pero aún así reivindican ser los que gobiernen el país. Jean Luc Melenchon, líder de Francia Insumisa, ha pedido a Macron que admita su derrota y exige un primer ministro de izquierdas. Además, cree que el ejecutivo tiene que aplicar su programa.
Gobierno de Ensemble con Los Republicanos. El partido de Macron no ha obtenido tan mal resultado como se esperaba y aunque se definen como un partido de centro, sus políticas se han ido escorando hacia la derecha. Macron ya ha dicho en otras ocasiones que no quiere dar alas a la extrema izquierda, a la que siempre ha situado al mismo nivel que la extrema derecha. Sin embargo, es difícil que los ganadores de las elecciones acepten esta alianza.
Una coalición al estilo alemán. Aquí se unirían al partido de Macron y los republicanos los socialistas. De nuevo, se cumpliría la prerrogativa de Macron de mantener los extremos fuera. El peligro, como en las anteriores es que los partidos que quedan fuera presenten una moción de censura.
Un gobierno técnico. Lo formaría expertos: economistas, altos funcionarios y sería supervisado por una figura también tecnócrata. Es algo común en Italia. El último ejemplo fue el gobierno de Mario Draghui pero nunca ha ocurrido durante la Quinta República en Francia.
Crisis institucional. Si no hay acuerdo entre los partidos y ni siquiera consiguen encontrar una figura de consenso tecnócrata, Francia entraría en una profunda crisis institucional, y Emmanuel Macron no podría disolver la Asamblea Nacional antes de julio de 2025.
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