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¿En qué consiste la polémica reforma judicial de Israel que ha ocasionado protestas masivas en todo el país?

Tras varias semanas de presión popular el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha paralizado la reforma judicial

Protestas contra los planes del gobierno para reformar el sistema de justiciaEFE

La reforma judicial impulsada por el ministro de Israel ha desatado la furia en las calles. Durante meses las huelgas y protestas se han sucedido en todo el país y los manifestantes han llegado a paralizar la actividad de hospitales y aeropuertos.

Los sectores más críticos advierten que el proyecto de Benjamin Netanyahu supone una amenaza para los fundamentos democráticos del país. Debido al rechazo y a las críticas finalmente el mandatario ha cedido a la presión social y ha paralizado por ahora la medida.

Pero, ¿en qué consiste esta iniciativa que rechaza gran parte de la población israelí?

Reducir el poder del Supremo

El pasado diciembre Netanyahu y sus socios ultraderechistas y religiosos pusieron en marcha una reforma para otorgar más poder al Ejecutivo y Legislativo y limitar la capacidad del Tribunal Supremo a la hora de revocar ciertas decisiones judiciales.

De esta forma se establece que los proyectos de ley deben superar tres votaciones en la Knesset, el parlamento israelí, antes de convertirse en ley. Con ello, el órgano legislativo, representativo y colegiado del Estado tendría el poder de anular las decisiones de la Corte con una mayoría simple de 61 votos de un total de 120 escaños.

Cambiar la elección de los jueces

No obstante, la principal crítica a esta reforma tiene que ver con la elección de los jueces. En la actualidad Israel cuenta con el Comité de Nombramientos Judiciales, integrado por dos ministros, dos parlamentarios, tres jueces del Supremo y dos representantes del Colegio de Abogados. Son necesarios los votos y el acuerdo de siete de los nueve integrantes para designar a un candidato.

La propuesta de Netanyahu lo que plantea ahora es ampliar a once los miembros del comité y cambiar su composición a tres ministros, tres legisladores de la coalición, tres jueces independientes y dos legisladores de la oposición. De esta forma, el Gobierno obtendría una mayoría de miembros en el comité.

En este sentido, Netanyahu y sus aliados aseguran que el Supremo se ha convertido en un grupo elitista que se ha extralimitado en sus funciones. Pero los más críticos sostienen que esto pone en peligro el sistema político de Israel.

Derivar al Gobierno la destitución

Por otro lado, la reforma propone una ley que acota las circunstancias para la destitución de un primer ministro. De esta forma se eliminaría la potestad de la Justicia israelí para decidir la suspensión de un dirigente y facultaría al Gobierno para hacerlo con un voto mayoritario de tres cuartas partes.

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