Guerra nuclear
Los analistas ven en el satélite Cosmos 2553 lanzado por Rusia una potencial arma espacial que podría causar el caos en la Tierra.
El 5 de febrero de 2022, Rusia lanzó al espacio un satélite con una trayectoria muy inusual. Se trataba del Cosmos 2553, que se situó en una órbita mucho más alta que la mayoría de los satélites que giran alrededor de la Tierra, a unos 2.000 kilómetros sobre nuestro planeta. Un lanzamiento que inmediatamente generó alarma en la sede del Comando Espacial de EEUU, que vieron en este programa ruso espacial una amenaza tanto para los satélites militares como comerciales. ¿El motivo? Que él Cosmos 2553 podría generar una explosión nuclear en el espacio, lo que lo convertiría en una potencial arma de destrucción que actúa bajo las órdenes de Putin.
El satélite Cosmos 2553 fue lanzado a través de la atmósfera a los límites exteriores de la órbita alrededor de la Tierra. Lo hizo a bordo de un cohete Soyuz-2 y desde el cosmódromo ruso de Plesetsk en febrero de 2022. Una fecha significativa, ya que fue apenas unos días antes de que Vladimir Putin ordenara la invasión de Ucrania y el consiguiente envío de tropas al otro lado de la frontera.
Los funcionarios estadounidenses creen que, con este satélite, Rusia está probando componentes para construir un arma espacial, una especie de plataforma desde la que lanzar misiles, incluyendo ojivas nucleares, para destruir un número incalculable de satélites rivales. De ahí que el Comando Espacial de Estados Unidos lo lleve monitoreando diariamente desde su lanzamiento en busca de señales de amenaza.
"Solo hay otros 10 satélites allí, y todos ellos llevan años inactivos"
El lanzamiento del Cosmos 2553 levantó sospechas en la agencia estadounidense desde el mismo momento de su puesta en órbita, ya que se posicionó en el borde mismo de la órbita terrestre baja (LEO): esta región a unos 2.000 kilómetros de altura está saturada con radiación proveniente de los cinturones de Van Allen que pueden alterar y degradar los componentes del satélite, razón por la que los satélites fuera de servicio o en desuso son enviados aquí, a la conocida como "órbita cementerio".
"Cosmos 2553 es diferente. Gira alrededor de la Tierra cada dos horas en una región llamada órbita cementerio. Solo hay otros 10 satélites allí, y todos ellos llevan años inactivos. La zona rara vez se utiliza, en parte porque está dentro de los cinturones de Van Allen, zonas de alta radiación que rodean el planeta", explica W.J. Hennigan, experto sobre seguridad nacional, en 'The New York Times'.
"Lo que en realidad está haciendo es probar componentes para un arma rusa en desarrollo que podría destruir cientos, si no miles, de satélites críticos"
En los días posteriores al lanzamiento, el Ministerio de Defensa de Rusia emitió un comunicado en el que se exponía que su nuevo Sputnik, en referencia al Cosmos 2553, era una "nave espacial tecnológica equipada con instrumentos y sistemas de a bordo recientemente desarrollados para probarlos bajo la influencia de la radiación y partículas cargadas pesadas". Explicaciones que no han convencido a los observadores espaciales estadounidenses, que, en medio de informes de que el satélite podría llevar una ojiva de prueba, temen que esta sea una plataforma de pruebas para una futura arma espacial.
"Lo que en realidad está haciendo, según afirman los funcionarios estadounidenses, es probar componentes para un arma rusa en desarrollo que podría destruir cientos, si no miles, de satélites críticos. El Cosmos 2553 no está armado, pero lleva una ojiva de prueba. Así que, aunque el satélite en órbita no representa un peligro inminente, los funcionarios advierten que sí sirve como precursor de un arma sin precedentes", añade Hennigan en 'The New York Times'.
Por su parte, Pavel Podvig, investigador principal del Instituto de las Naciones Unidas de Investigación sobre el Desarme en Ginebra, fue uno de los primeros en identificar el Cosmos 2553 como posible precursor de un arma nuclear espacial.
"La IC estadounidense parece creer que este equipo tiene algo que ver con un arma nuclear"
En esa línea, Podvig expresó que el satélite podría estar recopilando datos útiles para el diseño y despliegue de una futura arma: "Mi mejor suposición en este momento es que existe un experimento que estudia el blindaje de varios equipos electrónicos. La IC [Comunidad de Inteligencia] estadounidense parece creer que este equipo tiene algo que ver con un arma nuclear. Pero es casi imposible probarlo o refutarlo", manifestó a 'Breaking Defense'.
Aunque no está claro qué tipo de sistema de armas podría desplegar Moscú, los primeros informes de fuentes del Gobierno estadounidense hablan de un arma nuclear espacial para atacar satélites en órbita en lugar de objetivos en tierra. Se trataría, pues, de un arma antisatélite coorbital (ASAT).
La estrategia bélica existente detrás de un ASAT con capacidad nuclear parece ser la creación de un pulso electromagnético (EMP), es decir, una explosión de energía que destruiría los componentes electrónicos de los satélites que fueran el objetivo. Además, esta explosión abarcaría una vasta área.
En este punto es importante señalar que, aunque el ASAT no atacaría objetivos en la Tierra, si un arma de este tipo fuera detonada demasiado cerca del planeta -como viene siendo la región en la que operan la mayoría de los satélites en órbita-, interrumpiría la infraestructura eléctrica de la superficie.
La radiación resultante de dicha explosión nuclear sería absorbida por la atmósfera, pero aquí abajo no estaríamos exentos de consecuencias: la explosión causaría una descarga electrostática masiva -conocida como efecto Compton- y cada cable y sistema eléctrico de la Tierra dentro de su línea de visión se convertiría en una antena. Esto sobrecargaría los sistemas y provocaría cortocircuito en los componentes de cualquier elemento electrónico.
De esta manera, si un dispositivo nuclear moderno detonase a la mencionada altitud, las torres de telefonía, los servicios de internet, el GPS, los sistemas bancarios o las redes eléctricas se verían afectados, lo que sumiría a la sociedad en el caos. A lo que hay que añadir otro punto clave: la pérdida de un numero significativo de satélites agravaría dicho caos en la Tierra, ya que haría que la vida moderna fuera imposible tal y como la concebimos actualmente.
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