PARA GARANTIZAR LA DEFENSA CONJUNTA DE LAS FRONTERAS

Putin ordena construir una base aérea en Bielorrusia ante el avance de la OTAN

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha mandado construir una base aérea en Bobruisk (Bielorrusia), con el objetivo de "garantizar la defensa conjunta de las fronteras externas de la Unión Estatal", según ha informado el primer ministro ruso, Dimitri Medvédev. Aunque la oposición bielorrusa está en contra, los suministros de gas y el comercio con el país vecino son su única fuente de ingresos en mitad de una crisis financiera.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha ordenado construir una base aérea en su patio trasero, Bielorrusia, destinada a garantizar su seguridad frente al creciente avance de la OTAN desde el estallido de la guerra en Ucrania.

Putin, quien mantuvo el viernes en Sochi (mar Negro) consultas con el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, ordenó a los Ministerios de Exteriores y Defensa que abran negociaciones para la firma del correspondiente acuerdo con Minsk. Según la prensa local, la base rusa estará emplazada en la localidad de Bobruisk, que se encuentra a 150 kilómetros de la capital de Bielorrusia, país limítrofe con tres Estados miembros de la OTAN: Polonia, Letonia y Lituania.

"El objetivo es garantizar la defensa conjunta de las fronteras externas de la Unión Estatal", que integra a Rusia y Bielorrusia, aseguró el primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, tras remitir al Kremlin el proyecto.

Además, la base aérea debe ser el primer paso para la creación de un sistema conjunto de defensa antiaérea en respuesta al escudo antimisiles norteamericano, que cuenta con elementos estratégicos en Polonia y Rumanía, y que Moscú considera una amenaza directa a su seguridad.

Moscú y Minsk ya acordaron en febrero de 2009 la creación de un sistema conjunto de defensa antiaérea, que debe incluir unidades de aviación de guerra, cohetes interceptores, cinco estaciones de radio, baterías antiaéreas y una base de lucha radio-electrónica.

Recientemente, el general Víctor Bóndarev, comandante en jefe de la Fuerzas Aéreas de Rusia, adelantó que la base se abrirá en 2016 y acogerá cazas Su-27. Bóndarev dijo que ingenieros rusos se encargarán de reconstruir el aeródromo militar de Bobruisk, mientras otra escuadrilla de cazas rusos podría tener como base el aeródromo de Baranóvichi.

En las últimas semanas se había especulado con que Lukashenko podría negarse a permitir el despliegue de una base aérea rusa como gesto a Occidente, que ha iniciado un nuevo deshielo con Minsk en vísperas de las elecciones presidenciales del 11 de octubre.

De hecho, Bielorrusia, país que también limita con Ucrania, nunca reconoció la anexión rusa de la península de Crimea y ha defendido la integridad territorial ucraniana desde el estallido de la sublevación militar levación militar prorrusa en el este de ese país. Lukashenko ha conseguido mantener un equilibrio aparentemente imposible entre los dos bandos en conflicto, Ucrania y los insurgentes, y sus respectivos aliados, Occidente y Rusia.

No obstante, la economía bielorrusa, la última planificada de Europa, se encuentra sumida en una profunda crisis y los suministros subsidiados de gas ruso y el comercio con el vecino del norte son su única tabla de salvación.

Al respecto, Tatiana Korotkévich, candidata a las elecciones presidenciales bielorrusas del 11 de octubre, aseguró recientemente que la oposición democrática se opone a la instalación de bases extranjeras en territorio bielorruso. La opositora advirtió que en caso de declaración de guerra entre Rusia y Ucrania, los soldados bielorrusos deberían participar en ese conflicto en el bando ruso, lo que supondría una amenaza para la seguridad del país.

La orden de Putin precede a la inminente visita a Ucrania del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien ha expresado en las últimas semanas su preocupación por el presunto aumento de la presencia militar rusa en Siria.

Precisamente, Rusia considera que al aceptar en su seno a las tres repúblicas bálticas la OTAN en 2004 incumplió la promesa que hizo a Moscú tras la caída de la URSS de que no se expandiría hasta las fronteras de la Federación Rusa.

Además del escudo antimisiles, que incluye misiles interceptores y radares, la Alianza Atlántica ha reforzado notablemente su presencia militar desde la anexión rusa de Crimea y la crisis ucraniana. Y Ucrania, que ha declarado a Rusia su principal enemigo en su nueva doctrina militar, ha derogado el artículo constitucional que acuñaba su estatus de país neutral al margen de bloques militares y, ahora, se plantea ingresar en la OTAN tras 2020.

La última gota que colmó el vaso fue la reciente inauguración de seis nuevos cuarteles generales de la Alianza en el este de Europa, en lo que Stoltenberg describió como el mayor plan de rearme de la OTAN desde la Guerra Fría.

Esos cuarteles, que funcionarán como centros de planificación y coordinación para misiones de entrenamiento de las fuerzas de respuesta rápida, fueron abiertos en Estonia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Rumanía y Polonia, los países más preocupados por la injerencia rusa en Ucrania. En respuesta, Medvédev aseguró que Rusia está dispuesta a abrir nuevas bases militares en los países aliados, similares a las ya existentes en Armenia y Kirguizistán, y al centro de abastecimiento y mantenimiento de Tartus, en territorio sirio.

Más sobre este tema: