Estados Unidos
El hombre golpeaba con un cinturón, electrocutaba con una taser y rociaba zumo de limón en las heridas de sus víctimas cuando intentaban dejar la prostitución.
Somorie Moses, un conocido proxeneta estadounidense, conocido por su extrema violencia ha reconocido haber matado a su novia y haber traficado con otras ocho mujeres.
En enero de 2017, este hombre asesinó a golpes a su pareja, una joven de 32 años, después usó una sierra y un cuchillo para desmembrar su cuerpo. Cuatro días después, se deshizo de su torso y extremidades en un sitio sanitario del Bronx, Nueva York.
Los agentes que inspeccionaron su casa encontraron la cabeza, las manos y los pies cortados de Foster, incluido un pie con el nombre "Somorie" tatuado en un congelador en la casa de Moses en Brooklyn.
Además de asesinar a su pareja, Moses será condenado por traficar con al menos ocho mujeres. Según aseguran los fiscales del caso, presionó a muchas de sus víctimas para que se tatuaran su nombre en sus cuerpos, "obligando a mujeres y niñas, incluidas menores, a prostituirse para su beneficio utilizando violencia, amenazas de violencia y manipulación psicológica".
"Moses utilizó premisas falsas de amor y matrimonio para iniciar relaciones sexuales con sus víctimas antes de exigirles que trabajaran como prostitutas y le entregaran el dinero que ganaban", según los fiscales.
Torturas a sus víctimas
Según revela 'Fox News Digital', cuando una de sus víctimas intentó dejar la prostitución la torturó con una Taser hasta que ella cedió. A otra de las víctimas le realizó cortes en la espalda la espalda y la golpeó con un cinturón, posteriormente la roció con jugo de limón, dejándola con cicatrices permanentes. Muchas de sus víctimas aseguran que se sienten "preocupaciones significativas por su seguridad".
Moses ya ha sido condenado por delitos relacionados con la prostitución y la trata de personas. También cumplió otra condena de prisión en el Centro Correccional Gouverneur entre septiembre de 2012 y enero de 2016 por posesión criminal de un arma. Ahora se enfrenta a una pena que va desde los 15 años de prisión a la cadena perpetua.