OLA DE VIOLENCIA EN ORIENTE MEDIO
Al menos diez personas han muerto este domingo en el marco de la violencia en Siria, ocho de ellas en Idlib (noroeste del país), incluyendo a un magistrado y al fiscal general de la ciudad, según informan activistas y la agencia oficial de noticias SANA.
El fiscal general de la ciudad de Idlib, Nidal Ghazal, el magistrado Mohammed Ziyadeh y su conductor fallecieron por el ataque de un "terrorista armado" "en el marco de los ataques contra los expertos nacionales" que se están desarrollando en las últimas semanas.
Los tres se dirigían a su trabajo en el Palacio de Justicia cuando fueron abatidos por el grupo de terroristas cerca de la escuela Hussam Hijazi, en el barrio de Al Dabeitt. Junto a ellos han fallecido otras siete personas en todo el país por la actividad de las fuerzas del presidente Bashar Al Assad en las últimas horas.
Este domingo se ha registrado la protesta más multitudinaria en la capital. Un paso crucial para la oposición que demuestra que, lejos de achantarla, la matanza del dictador Assad fomenta la insurrección día a día.
En ciudades como Homs ya no es posible salir a la calle. Los bombardeos no cesan. Según la oposición, más de 8.500 personas han muerto en Siria desde el inicio de la revuelta. La economía nacional se desmorona desde hace tiempo, agravada por las sanciones internacionales.
Tras once meses de represión sangrienta, el país se desintegra. Cada vez son más numerosas las deserciones de soldados del ejército que pasan a engrosar las filas de las fuerzas rebeldes. Y el flujo de refugiados en las fronteras no cesa.
China ha reiterado su apoyo a la mediación de la liga árabe, pero mientras los políticos hablan, inocentes sirios siguen muriendo. Entre ellos, niños que son asesinados, pero también, arrestados y torturados.