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Relaja las medidas COVID

Las protestas en China obligan al Gobierno a mover ficha y suavizar la política de 'Covid Cero'

Pekín sigue la estela de otras ciudades y relaja también las medidas anti-COVID después de la oleada de protestas sin precedentes de la semana pasada.

Los altos funcionarios chinos han suavizado su tono sobre la gravedad del coronavirus, acercando a China a lo que otros países han estado haciendo durante más de un año cuando optaron por vivir con Covid-19.

Los ciudadanos ya no tendrán que mostrar una prueba negativa para entrar en supermercados y oficinas. Sí que tendrán que escanear un código QR antes de entrar, pero ya es un paso. Tong Zhaohui, director del Instituto de Enfermedades Respiratorias de Beijing, dijo que la última variante de ómicron había causado menos casos de enfermedades graves que el brote global de influenza de 2009, según la televisión estatal china.

China podría anunciar 10 nuevas medidas de relajación a nivel nacional a partir del miércoles, ya que las ciudades de todo el país han estado levantando los bloqueos localizados. Eso ha despertado optimismo entre los inversores por una reapertura más amplia de la segunda economía más grande del mundo que podría impulsar el crecimiento global.

Hace tres días, los residentes de Pekín celebraron la eliminación de las cabinas de análisis de COVID-19, mientras que Shenzhen dijo que ya no exigiría a las personas que presenten los resultados de sus exámenes para viajar. A pesar de que los casos diarios están cerca de máximos históricos, algunas ciudades están tomando medidas para relajar los requisitos de las pruebas de COVID y las normas de cuarentena, ya que China busca hacer que su política de cero COVID sea más específica en medio de una fuerte desaceleración económica y la frustración pública que se ha convertido en malestar.

Suavizan las medidas en parte del país

La ciudad de Shenzhen, en el sur del país, ha anunciado que ya no exigirá a los ciudadanos que muestren un resultado negativo en la prueba del COVID para utilizar el transporte público o entrar en los parques, siguiendo medidas similares en Chengdu y Tianjin.

China comenzó a modificar su punto de vista acerca de la enfermedad en noviembre, instando a las localidades a ser más selectivas. Sin embargo, las reacciones iniciales estuvieron marcadas por la confusión y por el endurecimiento de los confinamientos, ya que las ciudades se esforzaron por controlar el aumento de los casos.

El mes pasado, un letal incendio en un apartamento de la ciudad de Urumqi, en un edificio que estaba precintado por contagios y del que no pudieron salir sus inquilinos, en el extremo occidental del país, desencadenó decenas de protestas contra los controles por el COVID en más de 20 ciudades, en una oleada sin precedentes desde que el presidente Xi Jinping asumió el poder hace ya diez años.

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