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El plan de la Unión Europea para calmar las protestas de los agricultores

La Unión Europea prepara un plan para que, en los próximos meses, expertos y representantes de todos los sectores discutan sobre la mejor forma de conciliar las necesidades de los agricultores con las necesidades futuras de los mercados.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha apostado por el diálogo en medio de una polarización "afilada" y una división en los temas relacionados con la agricultura. Una tensión que se vive en Alemania, Países Bajos, Rumanía o Francia. “Todos sentimos, que hay una creciente división y polarización en la agricultura. Creo que sólo podemos superar esta polarización mediante el diálogo. Por eso queremos reunir, en torno a la misma mesa, a un grupo diverso de actores del sector agroalimentario europeo”.

El Diálogo Estratégico, que la presidenta anunció en su discurso sobre el estado de la Unión de 2023, debatirá aspectos como el nivel de vida justo para los agricultores y las comunidades rurales, el apoyo a la agricultura dentro de los límites del planeta y sus ecosistemas, el aprovechamiento de las enormes oportunidades que ofrecen el conocimiento y la innovación tecnológica, y el fomento de un futuro próspero para el sistema alimentario de la UE en un mundo competitivo.

Serán 27 los expertos y representantes del sector que compartirán sus ideas y debatirán sobre el futuro de la agricultura. Se espera que tengan listas sus conclusiones en verano, después de las elecciones europeas de junio. "Ellos compartirán sus ideas y expresarán sus necesidades y nosotros queremos escuchar, debatir y desarrollar escenarios para el futuro", ha explicado Von der Leyen, consciente de esa "sensación de urgencia" de que "las cosas tienen que mejorar".

Lo que reclaman los agricultores

“Creo que si nuestros líderes políticos no se dan cuenta de que la agricultura está en peligro, esto podría terminar mal. El movimiento puede durar, puede durar en el tiempo y puede ser dramático, porque estamos decididos y no queremos dejarlo ir. Entonces, hay medidas en Francia que se pueden tomar rápidamente, pero luego están las medidas europeas. Y hoy Europa mata a los agricultores franceses, Europa mata a la agricultura francesa”, ha dicho el presidente de la coordinación rural de Calvados, en Francia, Jean-Jacques Pesquerel.

“Hoy trabajamos para no ganarnos la vida. Porque siempre tenemos más reglas que seguir, siempre nos piden más y cada vez ganamos menos, ya no vivimos de nuestro trabajo. Hoy queremos que las autoridades comprendan que la agricultura es importante, que la soberanía alimentaria está en peligro, que no podemos pedir a los agricultores que produzcan alimentos de calidad, diría incluso de súper calidad, e importen productos que no se ajustan en absoluto a los estándares franceses. Ya no es soportable. Que no es".

Entre sus reclamaciones se incluyen salarios dignos para todos los agricultores y pymes que intervienen en la cadena. Aseguran que los altos costes de producción y las nuevas políticas verdes europeas no han sido consensuadas con ellos y tienen un impacto tremendo en este sector. Nicolas Gallepin, agricultor francés, afirma que "hemos visto, en los últimos 10 años, un buen año en 2022, pero eso es todo. No nos han pagado lo que merecemos en 10 años. Lo que realmente nos duele son las importaciones competitivas de otros países que no cumplen con las mismas normas."

Benoit Mazure, jefe de la sección regional del sindicato FNSEA, asegura que "el precio del trigo se ha reducido a la mitad en aproximadamente un año y medio, pero nuestros costes fijos se han mantenido muy altos desde que estalló la guerra en Ucrania y la inflación aumentó. Nos vemos afectados por ambos lados con costes fijos elevados. ; pero precios bajos. No hace falta un dibujo para imaginar cómo son nuestros balances.

Bruselas es consciente del descontento general y quiere atajar el problema antes de que sea demasiado tarde. El futuro de la agricultura europea se plantea como uno de los temas clave de la campaña para las elecciones europeas de junio, donde los partidos de ultraderecha tratan de encabezar los debates y la defensa del campo.