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Día D

El pronóstico del tiempo, decisivo para el desembarco de Normandía: la luna llena fue clave en el Día D

Descubre cómo influyó el pronóstico del tiempo en el desembarco de Normandía.

Hace 80 años, el 6 de junio de 1944, se producía el llamado desembarco de Normandía, un acontecimiento que dio comienzo a la caída de la Alemania nazi y que cambió el transcurso de la historia del mundo contemporáneo. Ese desembarco se hizo en el marco de una operación militar llamada 'Operación Overlord', dirigida por el general estadounidense Dwight Eisenhower.

Muchos factores se tuvieron en cuenta a la hora de planificar esta ofensiva y uno de ellos fue el clima. Eisenhower pensaba que el tiempo podría ser su mejor aliado (o su peor enemigo). Así que, en el diseño de la operación, otorgó un protagonismo importante a un equipo de físicos británicos y estadounidenses que trabajaron de forma conjunta bajo la coordinación de un meteorólogo escocés llamado James Stagg.

Este experto decidió que el desembarco de las tropas aliadas se llevaría a cabo en las playas francesas de Normandía entre mayo y junio, momento del año en el que la meteorología podría ser favorable y permitiría que las tropas avanzaran en verano. Además, el equipo de meteorólogos determinó que tendría que producirse cuando hubiera luna llena.

La luna llena favorecería a que hubiera buena visibilidad y, sobre todo, haría que la intensa bajamar provocada por las mareas vivas permitiera destruir los explosivos que los alemanes habían colocado en la playa. Eisenhower se decantó finalmente por un periodo que reunía todas las características imprescindibles: entre el 5 y el 7 de junio.

Empiezan las complicaciones

Para dar a conocer la fecha exacta, el 2 de junio se solicitó un informe sobre la previsión meteorológica y las noticias no fueron buenas en absoluto. Los expertos observaron una borrasca situada en el norte de Escocia. El temporal de viento y oleaje iba a ser tan intenso que los nazis descartaron que el desembarco de sus enemigos pudiera materializarse en esas fechas, razón por la que permitieron que muchos de sus oficiales se tomaran unos días de permiso. Pero Stagg no se conformó con esa predicción.

Se encerró con su equipo y comenzó a estudiar en profundidad la situación atmosférica. Entonces, empezaron las discrepancias profesionales entre ingleses y americanos, ya que usaban diferentes sistemas para predecir la evolución atmosférica. El día 3, la discusión se centraba en la evolución del anticiclón de las Azores. Los americanos creían que las altas presiones suavizarían las condiciones al día siguiente, pero los ingleses sostenían que la presión continuaría bajando.

Stagg informó a Eisenhower y el general decidió esperar. El día 4 amaneció soleado, pero no duró mucho así. A medida que avanzaba la mañana, la situación se iba complicando. Durante la madrugada del 5 de junio, los meteorólogos volvieron a desaconsejar que la operación se llevará a cabo durante esa jornada.

Pero ese mismo día, unas horas más tarde, un físico noruego llamado Sverre Petterssen aseguró que el día siguiente, el 6 de junio, el anticiclón irrumpiría lo suficiente para mejorar las condiciones. Tras alcanzar un acuerdo sobre la fiabilidad de ese pronóstico, Stagg informó a Eisenhower y el general dio la orden de iniciar la operación esa madrugada.

El desembarco en las playas francesas se completó con éxito y cogió desprevenidos a los nazis, gracias a las predicciones del tiempo.

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