CADA AÑO SE PIERDEN 12 MILLONES DE HECTÁREAS
El planeta está en peligro, una frase que seguro que has oído en más de una ocasión. El cambio climático amenaza al planeta Tierra y hay que hacer algo para frenar sus devastadoras consecuencias, entre ellas la sequía. La falta de agua es uno de los principales problemas, su escasez repercute en la agricultura, la climatología y obviamente, en las personas.
En los países desarrollados el acceso al agua potable es tan sencillo como abrir el grifo, pero una quinta parte de la población mundial sufre la escasez de agua, según los informes de los últimos años de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Uno de los muchos objetivos de esta organización es el acceso a agua limpia para los más de dos millones de personas que no disponen de este bien. Según las previsiones, en 2030 cientos de millones de personas se desplazarán a otros lugares debido a las consecuencias de la escasez de agua. Entre el año 2000 y el 2015, los migrantes que se desplazaron por la sequía aumentó de 173 a 244 millones, estas personas recibieron el nombre de "refugiados climáticos", según datos de la ONU.
El planeta Tierra, también llamado 'planeta azul', tiene una enorme cantidad de agua disponible pero tan solo el 3% es potable y de ese total el 1% es para consumo, un porcentaje preocupante para nuestro futuro. El agua ha sido, en algunos casos, un recurso que ha generado conflicto por el abastecimiento de algunas zonas en sequía. Durante el periodo de 1880 a 2000 la mitad de los años se han calificado como secos o muy secos. Solo en los veinte años desde 1980 a 2000, diecisiete años se han considerados secos o muy secos. Este verano la reserva hidráulica de España solo se encuentra al 48,2% de su capacidad y en zonas como Ávila los pantanos se han quedado al 36% de su capacidad, según datos de julio del Ministerio para la Transición Ecológica.
La desertificación es otra de las consecuencias de la sequía, cada año se pierden 12 millones de hectáreas de tierra productiva, según la ONU. Casi el 20% de los suelos degradados son tierras de cultivo y entre un 25% y un 30% son pastizales. Según datos de esta organización, 250 millones de personas sufren directamente los efectos de la desertificación y 1.000 millones viven en los 110 países amenazados por ella, la zona que más sufre esta desertificación es África. La sequía y su directa consecuencia en zonas desérticas afecta gravemente a los 2.600 millones de personas que dependen directamente de la agricultura para sobrevivir, así lo recoge la ONU.