Guerra ruso-ucraniana
Los tribunales de la región de Lugansk han decidido seguir adelante con los juicios de los prisioneros que resistieron casi tres meses en la acería de Mariúpol. Volodímir Zelenski ve estos juicios como una burla hacia su país.
Tras 182 días de guerra en Ucrania, los tribunales prorrusos de Lugansk han decidido seguir adelante con los juicios de los prisioneros que resistieron 82 días en la acería de Mariúpol. Se les juzgará como criminales de guerra y no como prisioneros. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ve este hecho como una burla hacia Ucrania: "se está preparando un juicio-espectáculo repugnante para nuestro país".
Los tribunales de la región prorrusa de Lugansk han decidido continuar con los juicios a los prisioneros del batallonazo que resistieron casi tres meses en la acería de Mariúpol. Estos aseguran que Rusia no les proporcionó "ningún contacto con familiares ni con nadie" y que "la presión era principalmente psicológica".
Estos prisioneros, que serán juzgados como criminales de guerra en lugar de como prisioneros, se enfrentarán a la pena de muerte. El presidente de Ucrania Volodímir Zelenski tacha este hecho de una burla y sentencia que "se está preparando un juicio-espectáculo repugnante para nuestro país". El presidente también ha dicho que "Rusia se aislará de las negociaciones y no habrá más conversaciones".
Continúan los ataques
En casi doscientos días de guerra, los ataques no han cesado. Los últimos bombardeos se han producido en la ciudad de Nikopol, a tan solo 10 kilómetros de la central nuclear de Zaporiyia. Quienes todavía permanecen allí aseguran que el desastre sería inminente y catastrófico a uno niveles incalculables: "en Chernóbil había un reactor, pero aquí hay seis". Los ciudadanos aseguran que esto provocaría que el desastre fuera "seis veces más grande". Otra vecina afirma que "todo moriría", no solo ellos en Ucrania, también "toda la tierra moriría".
Las operaciones de búsqueda en un edificio residencial bombardeado ya se han dado por concluidas. Un total de 25 personas han fallecido solo en este ataque. Los pocos que lograron sobrevivir cuentan que se levantaron y salieron corriendo pero no les dio tiempo a escapar del lugar. Aseguran que "después del primer estallido hubo otro, y todo se derrumbó". Los líderes internacionales continúan presionando a Rusia para que cese los ataques cerca de la central de Zaporiyia.