RECIBIDO POR EL PRÍNCIPE FELIPE EN MADRID
El príncipe heredero de Japón, Naruhito, escuchará el próximo jueves en Salamanca el órgano de la Catedral Nueva de la capital salmantina, que restauró un japonés entre los años 1991 y 1992.
En su viaje a Salamanca, Naruhito también visitará el Centro Cultural Hispano Japonés, creado en 1999 y que pretende favorecer el conocimiento y la cooperación entre Japón y España.
Esta visita se enmarca en el viaje oficial de seis días a España del príncipe heredero de Japón, que comenzará el lunes en Madrid y que le llevará a ciudades como Santiago de Compostela, Sevilla y la localidad de Coria del Río.
Esta será la sexta visita de Naruhito a España y la cuarta con carácter oficial en nombre de la monarquía más antigua del mundo, después de la que efectuó en 1992 con ocasión de la Expo de Sevilla, la que realizó en 2004 para asistir en Madrid a la boda de los príncipes de Asturias y la que le llevó a la capital aragonesa en 2008 para conocer la Expo de Zaragoza.
Su llegada a Salamanca se hará para profundizar en las relaciones entre la capital salmantina y la monarquía japonesa, que se intensificaron a finales de los años 80, cuando el maestro organero de Japón Tsuji conoció el órgano de la Catedral Nueva de Salamanca y vio su mal estado de conservación.
A partir de ese momento puso todo su empeño en conseguir arreglar el instrumento que está situado en la zona central de la Catedral Nueva y que data del año 1700, aunque, según documentos catedralicios, su caja puede datar de 1558 y fue restaurado en 1778 y 1825.
Tsuji, natural de la ciudad japonesa de Gifu, logró a principios de los años 90 restaurar el órgano con el apoyo de los actuales emperadores de Japón, quienes para conocerlo visitaron Salamanca en 1994.
Cuatro años después, se inauguraron en la ciudad de Gifu las réplicas de las fachadas de la Catedral Nueva y de la Universidad de Salamanca, realizadas en piedra arenisca de Villamayor por una empresa de esta localidad salmantina.
Después de tres años de trabajos, las tres fachadas -dos del pórtico de la Gloria de la Catedral y una de la Universidad- se instalaron en un Palacio de Congresos de Gifu, sin los elementos históricos españoles y de la religión católica, como reconocimiento a la labor desarrollada por Tsuji.