Operación Pegasus
El programa de espionaje israelí Pegasus ha estado espiando a más de 50.000 líneas telefónicas con distintos perfiles. Entre sus víctimas se encuentran también las princesas emiratíes Latifa bin Mohammad al Maktum y Haya bin Hussein.
Las princesas árabes forman parte de las más de 50.000 víctimas a las que ha estado espiando la Operación Pegasus. Según la Amnistía Internacional, el programa "pudo haber contribuido a privar a la princesa Latifa de su libertad", proporcionando "a sus captores" la información necesaria "para piratear su teléfono y localizarla".
En relación al espionaje de la princesa Haya, el software israelí pudo haberse utilizado para "atacarla" a ella e incluso a muchos de sus colaboradores, lo que "parece implicar al grupo NSO en el catálogo de violaciones a los Derechos Humanos infligidas a las princesas Latifa y Haya".
Dos víctimas más a la lista de espionaje de Pegasus
La investigación se llevó a cabo por decenas de medios de comunicación que colaboraron con la Amnistía Internacional. Según ha comunicado este miércoles la ONG, las princesas árabes figuraban en la listas de potenciales objetivos de los clientes del software Pegasus.
Todo comenzó el pasado mes de febrero, cuando salió a la luz información de la familia de Latifa acerca de su paradero. De esta forma, trataron de hacer frente a la situación como pudieron, sin saber el origen de las especulaciones y de la información difundida. Las sospechas de la Amnistía Internacional comenzaron a confirmarse, pues la situación probaba "una vez más que Pegasus es el programa espía de la elección de los violadores de los Derechos Humanos".
Las princesas no son las únicas afectadas. Entre las víctimas de espionaje se encuentran personalidades muy distintas como altos cargos, periodistas, políticos, funcionarios, ministros… y así una lista de aproximadamente 50.000 afectados que la empresa israelí NSO Group, creadora de la plataforma de espionaje, eligió como víctimas para ser investigados.
Sin embargo, a pesar de que hayan salido a la luz varias identidades que se encuentran bajo el plan de espionaje de la NSO, la propia empresa tecnológica israelí ha negado que se haya hecho un uso "malicioso" del software entre sus clientes.
La Amnistía Internacional ha considerado que el Gobierno debería de censurar la actividad del Grupo NSO en relación con la exportación de productos de cibervigilancia para así poder evitar "riesgos" que confirmen la violación de los Derechos Humanos de distintas entidades.