SE HA IMPUESTO EN LAS ELECCIONES CON EL 66,06% DE LOS VOTOS
Regenerar la política francesa, mancillada en los últimos meses por los escándalos de corrupción, y reformar el mercado laboral para relanzar el empleo, principal preocupación de los franceses, son las primeras tareas que ha prometido afrontar el nuevo presidente francés, Emmanuel Macron.
El socioliberal, que tomará el relevo del socialista François Hollande el próximo fin de semana, ha anunciado un plan de medidas de choque nada más llegar al Elíseo, que aprobará durante el verano y en muchos casos por decreto, lo que le permitirá acortar los trámites parlamentarios.
Las legislativas de junio próximo, que renovarán la Asamblea Nacional, indicarán el poder real con el que contará el nuevo jefe de Estado que, en caso de no obtener una mayoría suficiente, tendrá que negociar con otros grupos. Como dijo Macron en una reciente entrevista, "el primer texto que será presentado abordará la moralización y la renovación de nuestra vida política", ante la proliferación de casos de corrupción.
Eso sirvió al candidato para contrarrestar a dos de sus rivales, el conservador François Fillon y la ultraderechista Marine Le Pen, investigados ambos por presuntos casos de malversación de fondos a través de empleos ficticios de asistentes parlamentarios.
Pero el punto más delicado al que hará frente el nuevo presidente es la reforma laboral. Macron ha dicho que la que aprobó su antecesor el pasado verano "va en la buena dirección" pero "es insuficiente", lo que hace presagiar un texto que no gustará a los sindicatos más combativos. Si esas centrales ya lograron sacar a las calles a cientos de miles de manifestantes contra el texto de Hollande, bautizado como 'ley El Khomri' (por el nombre de la ministra de Empleo), es de esperar que no darán tregua a la reforma que impulsará el nuevo presidente.
Su principal objetivo es permitir que las condiciones laborales, en particular la jornada laboral, sea negociada en cada empresa o a nivel sectorial para las pymes, dejando así de lado los convenios colectivos, una idea que los sindicatos consideran que pone en manos de los patronos todo el poder.
Para contrarrestar ese efecto, Macron ha prometido un enorme impulso a la formación profesional de los parados y de los jóvenes (su plan prevé 15.000 millones de euros) y un reforzamiento del seguro de desempleo, que será extendido también a los autónomos.
A cambio, el candidato ha asegurado que retirará ese seguro a quien rechace más de dos ofertas de empleo "decentes". A favor del nuevo presidente jugará el hecho de que los sindicatos más combativos han perdido fuerza. La CGT ha perdido su posición de principal central obrera del país en beneficio de la CFDT, más favorable a negociar reformas con el Gobierno y que ya aceptó la de Hollande.
Macron tiene previsto que la nueva Asamblea Nacional surgida de las legislativas de junio se ponga a trabajar ya en julio para aprobar unos nuevos presupuestos, y para que en septiembre tenga lista una nueva trayectoria presupuestaria para los siguientes cinco años.
En el punto de mira está establecer recortes presupuestarios por valor de 60.000 millones. Otra de sus primeras medidas, destinada a mejorar el poder adquisitivo de la población, será eliminar el impuesto municipal de residencia, que actualmente se paga por todas las viviendas ocupadas y que quiere suprimir para el 80% de la población con menos ingresos.
Esa ha sido la principal medida social que ha anunciado el candidato socioliberal, que también ha anticipado una bajada de los impuestos patronales para favorecer la contratación. También lanzará desde el comienzo de su mandato sus anunciadas reformas para la educación, especialmente de la primaria, y para la simplificación de las reglas administrativas.
En el ámbito internacional, está previsto que Macron efectúe su primer viaje oficial a Berlín, para reunirse con la canciller alemana, Angela Merkel.