Coronavirus
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, invoca de nuevo la ley marcial si la guerrilla comunista y la disidencia de izquierda se inmiscuye en su respuesta a la pandemia de coronavirus, situación excepcional que allanaría el terreno a una mayor militarización, autoritarismo y represión.
Después de infravalorar el impacto del coronavirus en febrero e instar a los filipinos a no entrar en pánico, Duterte ha colocado a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en el centro de su estrategia contra la COVID-19, lo que ha permitido abusos de los derechos humanos en un modelo "tipo ley marcial" según sus palabras. La ley marcial implica un estado de excepción en el que se anulan las garantías constitucionales y se otorgan poderes extraordinarios a las fuerzas del orden en emergencias como guerras o rebeliones.
Unas 120.000 personas detenidas por violar el confinamiento, agentes entrando en propiedades privadas sin permiso, denuncias por divulgación de 'fake news' y dos muertos en controles policiales son el resultado de casi siete semanas de cuarentena.
El presidente filipino instó a las fuerzas de la ley a "disparar a matar" a quien desafiara las normas de la cuarentena que rige en el país a raíz de una protesta.