Nueva Zelanda
Los dulces habían sido entregados por una donación anónima. La organización benéfica desconocía el contenido de los caramelos.
La ONG en cuestión trabaja con personas sin hogar en la ciudad de Auckland, Nueva Zelanda. Una persona sin identificar hizo una donación anónima entregando un paquete de gran tamaño comercial, en su interior había caramelos con sabor a piña. La organización benéfica en ningún momento pudo imaginarse que esos dulces estarían compuestos por metanfetamina y los distribuyó entre las personas a las que ayudan. Hasta ahora, según la autoridades neozelandesas, hasta tres personas han sido atendidas en un hospital tras consumir estos dulces.
La Policía del país está investigando el hallazgo. Los caramelos han sido analizados en un laboratorio y se ha descubierto que la dosis de metanfetamina que poseen es "potencialmente letal" para el ser humano. Los golosinas contienen gasta 300 dosis "comunes" de esta sustancia, una cantidad extremadamente peligrosa: "Nuestras primeras investigaciones indican que los alimentos en cuestión, caramelos con sabor a piña de la marca Rinda, pueden haber sido distribuidos en paquetes de alimentos durante las últimas semanas", apunta un comunicado emitido por la Policía que trata el asunto como prioridad "dado el riesgo público".
El Inspector detective Glenn Baldwin, de la policía de Nueva Zelanda en la rueda de prensa que se ha llevado a cabo hoy dice que la investigación se centra ahora en averiguar cómo se han distribuido estos caramelos "y de asegurarnos de que podamos recuperarlos lo antes posible para minimizar los daños". La policía también investiga el origen de la metanfetamina, creen que ha sido importada a Nueva Zelanda.
Los caramelos tenían un valor comercial de 1.000 dólares neozelandeses, 545 euros por dulce, un valor elevado que indica que la donación de la persona no identificada no ha sido una ataque deliberado, sino que tampoco sería conocedor del contenido de estos.
Desde la organización benéfica, Helen Robinson, misionera en la ciudad de Auckland, ha dado una rueda de prensa hoy mismo: "Aquí sólo aceptamos alimentos fabricados comercialmente para incluirlos en nuestros paquetes de alimentos, y los caramelos aparecían como tales cuando fueron donados. Ayer, recibimos una alerta de preocupación de un destinatario que dijo que había probado caramelos con un sabor extraño y quería informarnos. Como medida de seguridad, llevamos los caramelos que aún estaban en el lugar a la Fundación de Drogas de Nueva Zelanda. Las pruebas confirmaron inmediatamente que los caramelos contenían, y esto es muy importante, niveles potencialmente letales de metanfetamina".
Helen también cuenta que desde que la ONG se enteró de la realidad de esos caramelos, rápidamente se han puesto a trabajar contactando con los posibles destinatarios a los que les habrían llegado los caramelos, para informarlos y orientarlos sobre los pasos que tienen que seguir. La ONG ya ha contactado con unas 400 personas que podrían haber recibido estos dulces. Desde la organización también están intentando determinar el número de personas que podrían estar involucradas con este caso.
Por último, Helen asegura que desde la organización están profundamente dolidos: "Decir que estamos devastados es quedarse corto.Dependemos total y absolutamente de la generosidad del público para ayudar a las personas necesitadas. Y está en el centro de nuestro ADN, que es estar al servicio de las personas, recordando que las personas que acuden a nosotros en busca de ayuda alimentaria no tienen otro recurso. Y en este momento, se trata de 1 de cada 5 neozelandeses que no tienen acceso a suficiente dinero para comprar alimentos".
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