Plagas
El Gobierno francés trata, sin éxito, de combatir esta plaga de chinches que ha aparecido a menos de un año de los Juegos Olímpicos de París.
Desaparecieron oficialmente de Francia a finales de los años 50, pero con el paso de los años, han vuelto y todo indica que lo han hecho para quedarse. La plaga de chinches que se extiende, desde hace semanas, por el país se ha convertido en un gran quebradero de cabeza para las autoridades francesas.
No es un problema nuevo. Esta nueva epidemia ya infectó a mas del 10% de las familias francesas entre 2017 y 2022 con un coste para la sanidad pública de 230 millones de euros. Y es que, desde 2016, las epidemias de chinches han atacado a Francia a un ritmo aleatorio.
Pero con los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina -estos tendrán lugar en el verano de 2024-, esta última plaga se ha convertido en la peor publicidad para la ciudad de la luz, París. Aunque el problema no solo se reduce a la capital francesa: en Marsella, Saint-Denis, Niza, Lyon, Estrasburgo, Toulouse, Burdeos, Montpelier o Nantes también se han detectado casos de chinches en sus servicios sanitarios o de transporte.
Estos insectos son hematófagos -lo que significa que solo se alimenta de sangre, sobre todo de sangre humana- y sus picaduras dejan zonas rojas en la piel, ampollas o erupciones grandes. Además, pueden provocar picores intensos y reacciones alérgicas, depresión, ansiedad y trastorno del sueño.
Las autoridades han prometido combatir las chinches que están apareciendo masivamente en lugares públicos como autobuses, el metro de París, los trenes de alta velocidad o el aeropuerto Charles-de-Gaulle.
La Agencia Nacional de Salud francesa recomendó a los ciudadanos que comprobaran las camas de hotel cuando viajaran y que tuvieran cuidado al introducir en sus casas muebles de segunda mano. En cuanto se detecten chinches en una vivienda, las habitaciones afectadas deben tratarse rápidamente.