Nuevo muertos y más de sesenta heridos
La mayoría de los medios turcos han atribuido el ataque al PKK, considerado terrorista por la Unión Europea y EEUU, y que en las últimas semanas ha protagonizado numerosos enfrentamientos con las fuerzas armadas en varias provincias del sureste del país.
Sin embargo, en esta ocasión, el hecho de que las víctimas fueran en su mayor parte civiles, entre ellos tres niños, de uno, tres y once años, diferencia este atentado de la mayoría de las acciones armadas del PKK, que normalmente se limitan a tiroteos con el ejército y la detonación de minas al paso de vehículos militares.
El vicepresidente del gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP), Hüseyin Çelik, declaró a la emisora NTV que entre las víctimas se hallaban dos guardas de una prisión y un chófer de la misma institución. Según la edición digital del diario Hürriyet, el ataque provocó nueve muertes y 69 heridos, cuatros de ellos, graves; 17 personas siguen hospitalizadas.
Dos autobuses y varios turismos se incendiaron por el efecto de la explosión, aparentemente detonada por un control remoto, que reventó los cristales incluso de edificios a 500 metros de distancia, relata el diario 'Hürriyet'. Poco después del ataque, un grupo de personas incendió en el mismo barrio la sede local del Partido Paz y Democracia (BDP), considerado a menudo como el brazo político de la guerrilla kurda.